Escuela de la Palabra

ESCUELA DE LA PALABRA


EPIFANÍA -10/01/2012



En esta Escuela Dios nos quiere hablar al corazón, por eso intentemos hacer silencio interior para poder orar y escuchar esa Palabra, vivencia, o algo que particularmente tenga eco en mí y a través del cual el Señor, quiere decir algo a mi vida, de manera que yo no salga igual a como llegué.

Vamos a hablar sobre Epifanía que significa la manifestación humana de Dios, un Dios que está en medio de nosotros en forma concreta, tangible, humana.

Es tiempo de silencio ante un niño frágil, y ahí va Dios haciendo cosas grandes en lo sencillo, en medio de la oración y para eso voy aquietando la mente, el corazón, y me hago consciente de que lo que busco es encontrarme con el Señor y le pido a Él, que me regale la gracia de ordenar mis deseos, mis pensamientos, mis sentidos, hacia lo que me quiera decir en este tiempo, para mí, la navidad ha sido esto: Encontré al amor de mi alma, lo abracé y no lo soltaré jamás. Cantar 3,2



Y ese encuentro es porque lo buscamos con ansias como los Reyes Magos lo buscaron y dieron con Él, recordemos los momentos que hemos esperado con ansias encontrar algo o alguien, encontrar a personas, respuestas, decisiones que me han cambiado la vida, cuando lo buscamos con esas ansias apreciamos lo que encontramos y decimos nunca más te voy a dejar, cuando yo encontré al Verbum Dei, era porque lo buscaba ansiosamente mi corazón, quería encontrarme con personas que me ayudaran a encontrar lo que ansiaba mi vida, vivir en paz, ser feliz, que llenen los deseos profundos de mi corazón, y cuando conocí el carisma de la comunidad me dije, encontré lo que quería y no lo dejaré jamás, había encontrado a Jesús, el Amor de mi alma.

Lo buscaba y deseaba que venga a mí su ternura y me dé vida, porque mis delicias son su Ley. Salmo 119.77



Porque es la Palabra, la que hace las delicias de nuestro corazón, cuando las escuchamos ya no queremos dejarla de oír y resuenan en nuestro corazón como dice Jeremías, 15,16 Cuando me hablabas, yo devoraba tus palabras; ellas eran la dicha y la alegría de mi corazón, porque yo te pertenezco, Señor y Dios todopoderoso.



Porque hemos dejado que la Palabra tenga fuerza en nuestra vida, para que la cambie y vuelva hacia Él, para mí la Palabra, ha sido mi refugio, mi peña, mi baluarte donde encuentro amparo y me siento sostenida por las manos de Dios ¡Qué hubiera sido de mí todo este tiempo, en esta situación de invalidez a causa del accidente y no es resignación sino darle sentido a mi sufrimiento en el día a día.

Al terminar el año litúrgico de la Navidad, Dios quiere en esta Escuela que identifiquemos nuestras búsquedas más profundas y que esta búsqueda al igual que la estrella de Belén, nos señale dónde podemos encontrar el proyecto amoroso del Padre, buscar la verdad, dónde se encuentra la verdadera riqueza.



Así se encontraban los Reyes Magos buscando y preguntando:

« ¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.» Esta búsqueda es innata en el ser humano como dice San Agustín «Nos has hecho, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti».

Buscamos esa presencia misteriosa de Dios en nuestro corazón y la reconocemos en nuestro interior y que a veces nos da miedo porque Dios nos emplaza a vivir en dialogo con Él y vivirlo en libertad con Él y los hermanos, pero que no lo reconocemos.

Los Reyes magos salen en busca de su destino, de su historia porque eso veían en la estrella, la estrella vaticinaba que un gran acontecimiento iba a revolucionar la historia del género humano y esa fue su meta.

Cuando nos vivimos el día a día como si no esperáramos a nadie y nada importante qué buscar, ni que encontrar, la vida pierde hondura, pasión, sentido, Tantos jóvenes que viven sin sentido, matrimonios que pasan los años y no encuentra el factor común que los una, religiosos, misioneros, que hasta hoy no saben lo que buscan, han perdido el horizonte no saben que aún hay muchos pies que lavar, tanta oscuridad que iluminar, tantas cadenas que romper, fe que dar a través de la Palabra.

Y sin horizonte y sin destino perdemos a Dios porque vamos detrás de estrellas falsas, que Dios quiere que esta noche las identifiques ¿Detrás de qué va tu corazón? ¿De tu agenda apretada, de tus horarios repletos? ¿Qué es lo más importante ahí? Más allá del trabajo, de mis negocios, estudios, trabajo el estar con mis amigos, ¿Qué hago con lo que Dios espera de mí?



A eso ha venido Jesús a enseñarnos a ser más humanos, y nos dice « ¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz!» (Is 60,1; Jesús es la «luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene al mundo» (Jn 1,9), para que ya no tropecemos y no caigamos en la tentación de vivir tan frívolamente, dale prioridad las cosas de Dios porque al final es lo único que perdura.



En esta noche déjate seducir por la Palabra, imagina una noche oscura a la intemperie, en un alejado y viejo establo, un niño frágil y necesitado, unos padres agotados, desplazados desde Nazaret , unos campesinos que acuden a ayudar, y unos personajes extranjeros que lo reconocen, y adoran , al fondo del escena el poder, representado en Herodes y los pontífices, y en lo alto una luz que guía, que ayuda ver con claridad, una vez más Dios nos deja ver claro dónde está, para quién ha venido y dónde lo podemos encontrar.

Jesús les habló de nuevo diciendo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida.» Juan 8,12

Jesús viene a despejarnos todas esas nubes que oscurecen nuestro camino cuando no nos vivimos desde su Palabra, y así es fácil dejarnos engañar, San Pablo nos dice en Hebreos 13,8-9 No se dejen engañar por las novedades y las doctrinas extrañas a la fe. La gracia de Dios es un buen medio para fortalecer la vida interior.

Los Reyes siguen las indicaciones que les da Dios, a través de los signos: la estrella y de su Palabra: les habla en sueños y se dejan guiar. Dios nos habla a través de las circunstancias y hechos de la vida diaria.

A finales de año abundan las predicciones que van hasta la ridiculez de presentarnos horóscopos, amuletos, cartas, Jesús es bien claro cuando dice: Por lo que se refiere a ese Día y cuándo vendrá, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles de Dios, ni aun el Hijo, sino solamente el Padre. Mateo 24,36 y en Mateo 6,34 nos dice No pensar en el mañana, que cada día tiene su afán

Hay una gran diferencia entre la astrología y los horóscopos, la astrología es la eterna búsqueda de la verdad, de la sabiduría y el horóscopo son respuestas que buscamos para aquietar nuestras ansias de lo que deseamos: conocer nuestro futuro.

Tenemos idea de lo que es bueno y lo malo, pero no tenemos la visión de conjunto de la historia del mundo y de cada uno de nosotros.

A veces creemos que la vida es ir solucionando problemas, a veces nos agobian porque no está en nuestra mano el resolverlos, ir con la lengua fuera corriendo hacia una paz que nunca se alcanza, que el dólar baja o sube, ¡Está en nosotros solucionarlo? ... En realidad, no es ésta la finalidad de nuestra existencia, sino ver en lo de cada día una oportunidad para desarrollar nuestra vocación al amor, al encuentro con Dios



Jesús en su Palabra es bien claro, por eso nos ha regalado un gran don, que es nuestro carisma: Por eso te invito a que reavives el don de Dios que recibiste por la imposición de mis manos. 2Timoteo 1,6

Si nosotros nos dejamos seducir por falsas doctrinas, ideas, nuevas filosofías, es porque nuestro carisma lo hemos dejado a un lado, ¿Cuánto tiempo dedico a la oración? ¿Cuánto a la predicación? Cuánto más tiempo nos dedicamos a vivir el carisma, más luz vamos a tener en nuestro diario vivir, ahí en el diario vivir encontraremos a Dios, y por más Herodes que nos salgan, estaremos firmes como los Reyes Magos, ellos oraban con Dios y les hablaban hasta en sueños, sino le hubieran creído no hubieran emprendido la búsqueda, y se hubieran dejado engañar por las palabras seductoras de Herodes: búsquenlo y cuando lo encuentren avísenme para irlo a adorar también yo, por eso Dios nos dice reaviva tu carisma por el cual has optado y por él hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él. Dios es amor: el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. 1 Juan 4,16

Cuando damos con la Luz, que es Jesús, y nos quedamos con Él, nos convertimos en la luz del mundo: y alumbra a todos los que están en la casa. Hagan pues, que brille su luz ante los hombres; que vean estas buenas obras, y por ello den gloria al Padre de ustedes. Mateo 5, 14-16

La presencia de Dios nos hace ser adoradores de Jesús Niño y no puedo vivir sin él, porque nos trae las bendiciones.

Y por eso debemos ser cuidadores de su presencia, la presencia de Dios en un hogar significa no más gritos, malos tratos, humillaciones, porque mi casa será purificada, porque Él vive entre nosotros.



Los Reyes Magos cuando encuentran a Jesús se arrodillan ante Él y lo adoraron, es decir reconocen en esa frágil criatura todo lo que han buscado, su meta, su fin, todo lo que él hombre desea, y están dispuesto a dejarle todo a sus pies, a fin de vivir sometidos a Él, reconocen en el Niño el poder de Dios, su inmenso amor y misericordia con el hombre y el ser humano doblega ante el su orgullo, su prepotencia, autosuficiencia y cada uno, le ofrece lo que tiene: Melchor entrega la mirra, es el símbolo del hombre, lo que es, frágil criatura que reconoce a Dios como su creador; Gaspar le ofrece el incienso es el símbolo de Dios, es Dios quien nos busca a vivir en diálogo con Él y Baltasar le ofrece el oro, significa el valor, la estimación que le das a las cosas, a las personas, a sus triunfos, fracasos, a sus luchas, a sus esfuerzos, es lo que se acaba, lo más vulnerable del ser humano, cuando nosotros valoramos algo le decimos ¡Vales oro! Eso es lo que más aquilatamos.

Acabamos de comenzar un nuevo año y nosotros ¿Qué le vamos a ofrecer?: Cumplir fielmente los deberes de la vida diaria, viviendo en constante santidad en medio de un mundo que se hunde en la corrupción y la idolatría , es ponernos ante el Señor, y ofrecerle este tiempo de proyectos, sueños, y deseos, procuremos hacer silencio interior, para disponernos a pasar unos momentos con Dios, a escuchar lo que Él quiere decirme en este día en concreto, deseo presentarle este tiempo nuevo, para que me vaya conduciendo con su amor y misericordia, a mis aspiraciones humanas, que todos mis deseos, metas, planes se hagan realidad y pongámoslo en sus manos porque Él, es bueno y desea lo mejor para nosotros, no tengamos miedo, confiemos en su amorosa providencia y decir como Job: Bien sé yo que mi Defensor vive, y que él hablará por mí, el último, de pie sobre la tierra. Job 19,25

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