Creo en Dios Padre que es Verdad. (Ex 34,6; Sal 138;)



“El hombre está hecho para vivir en comunión con Dios en quien encuentra su dicha. “Cuando yo me adhiera a ti con todo mi ser,  no habrá ya para mi penas ni pruebas y mi vida toda llena de ti, será plena” San Agustín,
 “no viviremos plenamente según la verdad sino conocemos a nuestro Padre Dios”. GS 19,1

Quería empezar las pautas de hoy sábado, con estas citas de San Agustín y del  libro Gozos y esperanzas de Concilio Vaticano II.
Y es que encuentro siempre que el deseo de Dios, para nosotros sus hijos es que vivamos plenamente, dichosamente, y esa vida plena y dichosa, solo se puede vivir desde la oración, el trato frecuente con nuestro Padre, esa frecuencia en el orar, en el conversar con El de todo lo que vivimos en confianza filial, afectiva, ira llenando nuestro corazón de la Verdad sacándonos de la mentira, de lo falso, lo superfluo.

Para eso oramos, por eso preparamos las pautas para ayudarnos a entrar en oración;  ahora cuando nos dispongamos a orar, hagámoslo como dice el Salmo:
Postrémonos antes su Templo santo con un corazón sencillo, humilde agradecido por estar en su Presencia, pidiéndole al Señor nos regale una actitud de disponibilidad del corazón y de la voluntad para acoger su Verdad, para aprender a caminar una vez más por su Palabra, dejarnos amar, sin preocuparnos tanto de los sentimientos: de si nos es difícil orar, de las distracciones o de querer salir contentos de la oración, o de los frutos que podamos conseguir, los momentos fuertes de oración son para disfrutar del Amor de nuestro Padre Dios, estar con Él, dejarnos abrazar, y abrazarle, imaginando como estaríamos con  nuestro papá de la tierra, solos en el silencio y la soledad de nuestro cuarto o en donde nos encontremos porque orar es hablar familiarmente con nuestro creador, nuestro Padre Dios.

Padre, buscamos tu Palabra que es Verdad, tu Palabra nos abre las puertas de tu corazón, por ella te conocemos, Doy gracias a tu Nombre por tu amor y tu verdad pues tu palabra a superado tu renombre.

Un día Jesús les dijo a sus discípulos, que si ellos conocieran la Verdad serian libres (Jn 8,32), Jesús quería invitarlos a que conocieran a su Padre, nuestro Padre: Si ustedes conocieran a Dios, verdaderamente  serian libres; no eran esclavos literalmente, pero si vivía atados a las cosas del mundo, a las apariencias, a la imagen etc., así como nosotros vivimos esclavos de los problemas, agobiados por la carga familiar, agachados por la incomprensión de los que nos rodean ante nuestro seguimiento, sus miradas, sus gestos, sus palabras, quieren ganarle a veces en peso a nuestra opción. La oración de hoy esta invitándonos a entrar al conocimiento de nuestro Padre Dios que es la Verdad que nos hace libres,  para no tener miedo de seguir y de perseverar en su llamado.

Venimos a ti Padre con un corazón necesitado, sediento de hacer tu voluntad, enséñanos a andar por caminos de Verdad, para ser libres y una vez libres de las ataduras, del agobio, del cansancio, de la monotonía, podamos desplegar nuestro verdadero ser: tu imagen y semejanza, que quiere darse a conocer;  Padre estamos aquí para buscar tu Verdad, y beber de ella para poder tomar decisiones trascendentales para nuestra vida espiritual y la de los nuestros, para optar por lo más fundamental en nuestra vida: Tu Verdad, ella será nuestra guía, para no evadir el camino del riesgo y del compromiso.

Cuantas personas se han alejado de la comunidad, porque la presión familiar ha sido muy fuerte, porque nos han hecho sentir culpables, nos han hecho ver como malo orar, como pérdida de tiempo ir a la Escuela de la Palabra, como algo inútil;  lo peor es que nos dejamos llevar por nuestra debilidad y tal vez falta de convicción y no le hemos dado tiempo a Dios, para que haga el proceso en nuestra vida y en la de los demás, y ahora uno  se vive triste apagado, frustrado, anulado, porque estamos yendo contra nuestra naturaleza que es vivir unidos y en comunión con Dios nuestro Padre que nos enseña el camino verdadero para nosotros y nuestra familia.
Yo recuerdo que también en mi familia los primeros años hubo burlas, me ponían sobrenombres, pensaban que estaba abandonando a mi familia al ir a la comunidad, pero el tiempo se encargó de hacerles ver que este era el camino Verdadero, estar con mi Padre que es Verdad hizo que mi familia y yo nos convirtiéramos. No fue el tiempo en sí, sino lo que Dios hizo en todo ese tiempo me regaló la gracia de la fidelidad a la oración  y a mi opción, por eso ahora le pido al Señor, me renueve su Gracia como dice el salmo que nos invitan a orar:

Desde arriba el Señor ve a los humildes…Si en medio de la angustia caminare tu me harías vivir…el Señor lo hará todo por mí, Señor tu amor perdura para siempre, no abandones la obra de tus manos.

Descúbreme Señor mi verdad, para decidirme de una vez por Ti, para no buscar pretextos, ni justificaciones, que me defina, ¡Ayúdame Señor!…
“El universo está inquieto, pues quiere ver lo que verdaderamente son los hijos e hijas de Dios”. Rom, 8-19

Conocer a Nuestro Padre Dios que es Verdad nos hace entrar en nuestra interior y confrontar “nuestra verdad”, ¿que estamos haciendo con nuestra vida?, porque camino vamos, ¿el camino ancho o el angosto?, ¿un seguimiento cómodo, que se acomode a mi ritmo a lo que yo quiero?, Señor libéranos de esas ataduras del mundo que aun nos gobiernan,  danos tu Gracia tu fuerza, sobre nuestra voluntad que es débil, que se deja llevar por lo fácil. Que tenga la valentía de emprender el camino de la Verdad, y también te pido me ayudes a no quedarme mirando atrás a lo que no fui, sino lo que voy a ser desde este encuentro con tu Verdad, que tenga fe en  las maravillas que estas disponiendo para mi, segura que tu no abandonas las obras de tus manos.

Lo pasado no lo puedo cambiar, pero, si este presente, optar por construir un futuro en base a tu Verdad, muy unida y en comunión contigo. Ayúdanos Padre, sal a nuestro encuentro para darnos la fuerza para vivir en la Verdad, pasa delante de nuestra vida, el saber que Tú estás conmigo, me hace fuerte, ir sin miedo. Creo en ti Padre Todopoderoso, rico en misericordia.

Y El pasó delante de Moisés diciendo con voz fuerte: «Yavé, Yavé es un Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y en fidelidad. Ex, 34.6

Querida Madre te pido nos ayudes a conocer más a nuestro Padre Dios, gozarnos con su corazón Misericordioso, y  decidirnos a vivir según su Verdad que es Vida y Amor.

Dios nos bendiga.

Nila

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