“Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Mt 21,28-32


 En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué opinan de esto? Un hombre que tenía dos hijos fue a ver al primero y le ordenó: 'Hijo, ve a trabajar hoy en la viña'. Él le contestó: 'Ya voy, Señor, pero no fue.
El padre se dirigió al segundo y le dijo lo mismo. Este le respondió: 'No quiero ir', pero se arrepintió y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?". Ellos le respondieron: "El segundo". 
Entonces Jesús les dijo: "Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de Dios. Porque vino Juan, predicó el camino de la justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas sí le creyeron. Ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído en él". 
Palabra del Señor. 


Vamos a empezar este momento de oración con  el Salmo 25, 4-5 “Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador, y todo el día te estoy esperando. 
Para poder profundizar en nuestra oración es importante, ponernos en el contexto o hacer una composición de lugar, Jesús había sido interrogado por los sacerdotes y autoridades judías, ¿con que autoridad haces todas estas cosas? Y Jesús les va a dar una respuesta pero desde la parábola de los dos hijos a los que su padre envía a trabajar a la viña.
Y al orar me llamaba la atención varios detalles: Que el padre, se acerca a cada uno de sus hijos, de manera personal, tan  paternal, para decirles  “Hijo, ve hoy a trabajar a la viña”. El primer hijo le dice “no quiero”, con que aspereza, con que frialdad.
Cuántas veces habremos contestado al Señor “no quiero”, “no quiero saber nada de ti”, “no me interesas,  quiero hacer mi vida”  …Cuantos años habrán pasado y cuantas cosas hasta  que un día,  arrepentidos, de habernos equivocado, como el hijo pródigo (Luc 15)  hemos vuelto a Él, a su viña.
El primer hijo es la comparación de los publicanos y prostitutas, de los pecadores, los presos, homosexuales, enfermos del sida, con adicciones, divorciados, madres solteras, es decir, todas las personas que son por lo general marginadas, estas personas, muchas veces, han tenido más sensibilidad para escuchar el llamado del Señor, han tenido un verdadero arrepentimiento y han empezado un camino de conversión y  con un corazón agradecido  ante la misericordia de nuestro Padre Dios, que nunca los ha marginado ni olvidado, y que siempre los ha estado esperando van a trabajar a la viña. Dijimos no quiero, pero arrepentidos hemos vuelto para obedecerle con todo nuestro corazón.
El segundo hijo, dice “Yo voy Señor”, con respeto, aparente sumisión, obediencia, pero no va. Es difícil decir no para algunos, se dice si para complacer, quedar bien, pero es un si falso, sin voluntad de obedecer.
 Señor cuantas veces también te hemos  dicho “si voy”, cuenta conmigo…gracias por tu confianza…pero luego por pereza, por falta de voluntad,  nos desanimamos, nos desviamos, o lo que es peor  no hemos  valorado tú llamado, tu invitación a trabajar contigo en tu viña, no fuimos, preferimos nuestros “asuntos personales” a cumplir tu voluntad ocuparnos de tu viña, de nuestros hermanos.
Jesús les pregunto, ¿qué os parece?¿Cuál de los dos hizo lo que quería el Padre?..Su pregunta a los sacerdotes y autoridades judías, era una manera de hacerles ver su desobediencia, que necesitaban conversión y aquí ellos mismos son los que se juzgan,  cuando responden: El primer hijo, obedeció la voluntad de su padre. Dijo que no, pero fue…
Ellos, estaba actuando como el segundo hijo, que inicialmente habían dicho sí al padre, pero no habían hecho lo que el Padre quería, porque no quisieron aceptar el mensaje de Juan Bautista, que venía como mensajero de Dios, precursor del Mesías.
 Así, por medio de la parábola, Jesús lo cambia todo: aquéllos que eran considerados pecadores, marginados,  (publicanos y prostitutas)  eran en verdad los que habían obedecido a Dios creyeron en el mensaje de Juan el Bautista, hicieron la cola para bautizarse, tenían deseos de cambiar, empezar una vida nueva.   Mientras los que se consideraban obedientes a la ley de Dios, (sacerdotes, autoridades religiosas) eran en verdad los que desobedecían a Dios.
Hoy también el Señor nos pregunta ¿Qué os parece cuál de los dos hijos fue obediente, e hizo la voluntad de su padre de ir a la viña a trabajar?  Fijarnos como estamos respondiendo al Señor, como el primer hijo, como el segundo, como los sacerdotes?¿.con que personaje me identifico?.
¿Que necesito cambiar? Vamos a pedirle al Espíritu Santo, entendimiento, y capacidad de orar con la Palabra de Dios para poder estar ya en el camino del Reino de Dios.

Agradecerle por invitarnos desde que nos levantamos cada día, en su HOY eterno, a trabajar en su viña;  nuestro trabajo será amar, dar amor, sentirnos amados por nuestro Padre Dios

Pedirle también a nuestra Madre María, que nos guie, nos ayude a poder ser hijos obedientes, como Jesús, y que El nos regale un corazón arrepentido, convertido atento, para  volver a escuchar su llamado, y volver a su servicio.




Comentarios

Entradas más populares de este blog

FRAGUA DE AMOR

El Amor se goza en la verdad