“ANTE TODO VIGILA TU CORAZÓN, PORQUE EN ÉL ESTÁ LA FUENTE DE LA VIDA” (Prov 4,23)
Buenos días querida Familia del Cielo,
querida Familia Verbum Dei, queridos hermanos, hoy día vamos a orar con el
evangelio según san Marcos
7,1-8.14-15.21-23.
“Los fariseos con algunos escribas llegados
de Jerusalén se acercaron a Jesús,
y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar.
Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados;
y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras y de la vajilla de bronce.
Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?".
El les respondió: "¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos.
Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres".
Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanlo bien.
Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre.
Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios,
los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino.
Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre".
y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar.
Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados;
y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras y de la vajilla de bronce.
Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?".
El les respondió: "¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos.
Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres".
Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanlo bien.
Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre.
Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios,
los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino.
Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre".
Palabra del Señor. Gloria a Tí Señor Jesús
Dándole gracias al Señor, nuestro amado Dios por estos
momentos que nos regalan para escuchar sus enseñanzas veía que hoy día Jesús
nos invita a escucharle, para aprender que lo más importante para el hombre es
la vida interior, es cuidar nuestro corazón;
cuando “los fariseos y los escribas le
preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los
antepasados, sino que comen con manos impuras?”
Jesús
les reprocha por preocuparse más por el exterior, por el que dirán, por
aferrarse a la tradición de los hombres, y les llama hipócritas porque su
corazón está lejos de Dios, “Este
pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que
son preceptos de hombres”
Sabemos
que Jesús ha venido a enseñarnos una nueva manera de vivir que es desde lo
interior, desde lo espiritual, por eso
necesitamos orar mucho, y cada día llenarnos
de su Palabra, alimentarnos de Ella para tener sus mismos sentimientos, sus
mismas actitudes.
Jesús
les reprocha también a los fariseos porque se preocupan de su propia persona, y no
por el prójimo, como puede suceder también con nosotros, que podemos vivir más preocupados de la ropa que nos vamos
a poner, delo exterior, o de ofrecer
sacrificios externos, a veces grandes y
costosas peregrinaciones a lugares santos, mientras hay personas que se mueren
de hambre que no tienen ni para comer, ni para sus medicinas. Nos aclara mucho lo
que dice Santiago en la segunda lectura de hoy día “La
religiosidad pura y sin mancha delante de Dios, nuestro Padre, consiste en
ocuparse de los huérfanos y de las viudas cuando están necesitados, y en no
contaminarse con el mundo”.
La
Palabra también nos invita a vigilar que es lo que dejamos entrar al
corazón, de que lo alimentamos, puede
ser de videos, lecturas que no convienen, de chismes, o de consentir malos pensamiento, cuando por ejemplo le damos vueltas en la mente a recuerdos, a
deseos o tentaciones, que nos van contaminando el corazón.
Necesitamos estar alerta a lo que
sentimos, para rechazar todos aquellos
sentimientos que nos puedan hacer caer, nos roben la Gracia de Dios.
Experimento que muchas
veces me encuentro con cólera por la mala actitud de alguien,
o con sentimientos o pensamientos que no van con lo que a Dios le
agrada, y trato de desecharlos inmediatamente,
en esos momentos le pido al Señor
con mucha fuerza por favor, ¡Señor ayúdame! quítame estos sentimientos, y así, sin darme cuenta Él me cambia el corazón, me
encuentro sintiendo mucho amor hacia la misma persona, atendiéndola, haciéndole
el bien que necesita que principalmente es darle testimonio de coherencia.
Lo cierto es que el corazón es el lugar de la lucha
entre la Palabra de Dios y la tentación; pero lo primordial es nuestra opción por amar
a Dios con todo nuestro corazón, nuestras fuerzas, nuestra mente y todo nuestro
ser, esta decisión tiene que ser nuestra opción fundamental en la vida, y esa determinación
nos ayudará a tener voluntad para no caer en las tentaciones que se presenten
cada día.
Pidamos al Señor que todos los cristianos
seamos coherentes y auténticos con nuestra fe. Que nuestra adhesión al Señor a
su mandato, a su Palabra brote de nuestro corazón, llegue a nuestros
pensamientos y palabras; y se manifiesta en nuestros gestos y acciones
cotidianas.
Mamita María ayúdanos a cumplir
lo que el Señor nos ha hecho ver en nuestra oración.
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