Eucaristía, sacramento de comunión
(Jn 13,1-18)
Para vivir la comunión con él en su misma intencionalidad en el amor.
Buenos días Señor mi Dios, en este día de vida que me regalas
quiero pedirte que me enseñes a orar, envía tu Santo Espíritu que me ayude a
escuchar tu Palabra y penetrar en tus Misterios, porque si a duras penas puedo con las cosas de la tierra, ¿cómo voy a
poder con las cosas del cielo?, Nosotros no somos nada sin tu ayuda Señor,
ayúdame para que como fruto de este encuentro pueda preparar el alimento de tu Palabra para mis
hermanos.
Gracia
Señor por tu Palabra que nos enseña a vivir los Sacramentos, porque en cada uno
de ellos estás Tú presente. Gracias por tu entrega en la Eucaristía por
invitarnos a estar en comunión contigo y para que vivamos con tu misma intencionalidad
en el Amor; gracias porque hoy día nos
invitas a profundizar en la Palabra y a revisar
nuestras intenciones al recibirte en el Sacramento de la Comunión.
Jesús
viene también hoy a lavarnos los pies, a purificar nuestras acciones, nuestra
manera de vivir, para no vivir de cualquier manera sino de acuerdo a la misión para la que hemos sido enviados, “no
podemos privar a los hombres de la Buena Nueva de que son amados y salvados por
Dios” (Beato Jn Pablo II)
Dice
la Palabra que: Jesús sabía que el Padre
había puesto todas las cosas en sus manos, y que había salido de Dios y a Dios volvía.
Jesús amaba tanto al Padre, que todo lo que hizo en este mundo fue motivado por
ese Amor y por la intención del Padre, por eso no hacía nada por hacer, nada
vacío o sin sentido o por vanagloria, todo tenía un para que, Jesús no perdía
el tiempo con conversaciones o discusiones inútiles, cada palabra, cada
milagro, cada curación, cada gesto, cada movimiento, que realizaba tenía una intención,
era para manifestar el Amor del Padre por nosotros, para enseñarnos a creer en Él
y para convertirnos
Si nosotros
sabemos que hemos venido de Dios, y a Dios vamos a ir, ¿cómo estamos viviendo?,
¿cómo estamos amando?, ¿de que hablamos,
de que nos preocupamos, a donde vamos, que vemos en la tv, en el internet, de
que hablamos en casa a nuestros hijos, ante la poca fe en nuestra familia, en nuestra comunidad, en los ambientes donde
nos movemos cual es nuestra actitud, dejamos actuar a Jesús Eucaristía, que
quiere seguir salvando a través de nuestra vida?
Jesús ante
la intención de Judas de traicionarle se
levanta de la mesa, se quita el manto y se pone de servidor atándose una toalla
a la cintura para lavarles los pies a sus discípulos. Aunque Pedro no le
entiende le dice lo comprenderás más
tarde, por ahora es necesario que se dejen lavar los pies, que sean
humildes, porque necesito purificarlos, para que estén preparados, para que
tengan parte conmigo porque ustedes me van a dar a conocer.
Cada
detalle de Jesús en esa noche, cada movimiento, cada gesto, cada palabra es guiado por una intención: que ellos
aprendan de Él para que hagan lo mismo después, en ese momento no lo comprendieron, fue hasta después
que se dieron cuenta de que Jesús siempre les enseñaba todo con la intención de hacer de ellos apóstoles, humildes
servidores de la Palabra y sobre todo que se amen como Él los ha amado. La misma intención es la que Jesús tiene en la
Eucaristía, cuando se entrega hoy a nosotros hacer lo mismo con nosotros para
que vivamos con su misma intencionalidad.
Señor
yo te pido perdón porque como Pedro muchas veces no comprendo lo que haces en
mi vida, te acercas a mí para que yo tenga parte contigo, pero sigo pensando en
mí, queriendo que Tú hagas las cosas a mi manera, y te llamo Señor y Maestro pero no te sigo como tu discípula, ayúdame a ser humilde, a
mirarte como mi ejemplo, mi modelo,
“El servidor no es más que su patrón”, que tu intención sea siempre amar y servir, si hay que lavar
los pies, si hay que perdonar, si te tienes que rebajar, hazlo, así habrás
ganado un hermano para Dios. Yo les he dado ejemplo, y ustedes deben hacer como he hecho yo.
“Pues bien, ustedes ya saben estas cosas: felices si las ponen en
práctica”.
Gracias Madre por acompañarnos en la oración,
ayúdanos a tratar de vivir por el resto de nuestra vida con la misma intención
de Jesús, perdónanos por las veces que no le hemos comprendido que hemos
comulgado por rutina o solo para sentirnos bien, que en adelante nos pongamos
en la fila para comulgar con un corazón muy humilde, dispuestos a negarnos a
nosotros mismos y vivir con la intención de amar hasta el extremo como tu Amado
Hijo nos ama.
Dios nos bendiga.
Nila
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