ORANDO CON EL EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS – CAPÍTULOS 3 y 4


Jesús empieza a predicar la buena noticia, es el anuncio en medio de un pueblo sufriente, proclama una noticia de esperanza. ¡Damos la experiencia de tener esperanza! Señor, que veamos la vida de diferente manera. Él proclama la buena noticia del reino. Mucha gente le sigue pero hay una diferencia con algunos que le siguen más de cerca “se retiró con los suyos a orillas del lago”. ¿Quiénes son? Jesús les ha llamado de manera personal “llamó a los que él quiso”. Son aquellos a los que el Señor les ha llamado y les ha invitado a seguirle. Había personas que acogían su llamado y respondían, los invita a ser colaboradores para compartir con Él la vida, Jesús elige a los suyos.

Mc 3,13-14 “subió a la montaña y llamó a los que le pareció bien. Una vez reunidos eligió de entre ellos a doce”. La montaña es un lugar sagrado, representa a Dios, es solemne. Sube a la montaña que expresa el lugar de cercanía, expresa ese lugar a solas con Dios, un lugar sagrado donde puedo estar en silencio para el encuentro con el Señor. ¿Por qué estás aquí?, ¿por tu iniciativa?, ¿por qué vienes? ¿No será que el Espíritu Santo nos trae?, ¿nos empuja? Es cierto. Si miramos con ojos de fe nada es casualidad. Es el Señor que nos empuja, no soy yo, es Él quien me sale al encuentro, quien me llama, quien me atrae. Es el Señor quien nos llama, es gratuito, no mira los méritos ni las capacidades. Es la compasión que Él tiene para nuestra vida.

Señor, gracias por llamarme, por traerme, por quererme. El evangelista en capítulos anteriores habla de renunciar, pero aquí se enfoca en la persona de Jesús, es Él quien llama, quien invita “les llamó y se acercaron”, la persona de Jesús me atrae aunque cueste venir hasta aquí, supone perseverancia. Cuando uno sale del retiro hay cantidad de gente, el grupo de jóvenes estaba lleno pero ahora no tanto. Es difícil perseverar, pero cuando la persona de Jesús nos atrae entonces se convierte en importante, me gusta, como un enamorado.

Marcos nos enseña a no poner énfasis en lo que uno deja, lo que importa es la persona de Jesús, “les designó para que estuvieran con él”, para compartir su misma vida itinerante, para compartir su caminar, su estar fuera de sí para hacer llegar el reino. ¿Quiénes son discípulos?, ¿qué es ser discípulo? Aquellos que son atraídos por Jesús y empiezan un camino de salir de sí mismos para identificarse con El, para estar con El y proclamar el reino. La misión brota de una amistad profunda, de un cariño profundo. En el grupo de jóvenes hemos quedado para ir al Parque de la Exposición y repartir unas citas y compartir 3 minutos con las personas, primero hay que elaborar qué vas a decir.
Qué es ser discípulo: llamados para tener ese encuentro con el Señor, para entablar esa amistad con El, y para proclamar lo mucho o poco que Dios va haciendo en mí, quizá mucho y tal vez no me doy cuenta. Qué bonito tener en el corazón esa gracia, esa experiencia chiquita que pueda salir a compartir, aunque yo no esté tan bien puedo compartir lo que he recibido. Salir de mí mismo, de mis preocupaciones, para que el Señor me ayude a tener otros ideales, otros valores.

Mc 3,15 “con poder de expulsar a los demonios” ¿Qué es eso? El discípulo es llamado por Jesús y a quien le da un poder divino de expulsar el mal, el Señor cuando llama da poder de expulsar demonios, de expulsar el mal, porque tu presencia, tu cercanía con Dios, hace que donde tú vayas no haya lugar para el mal. El mal que hoy tal vez es la mediocridad de cómo vivimos a veces nuestra vida cotidiana, la deshonestidad, el interés personal, las estructuras de nuestros ambientes están cargados de eso.

Cuántos accidentes pasan, y pueden pasar muchas cosas, por la poca conciencia con la que trabajamos y hacemos las cosas, por la mediocridad con la que vivimos en nuestro país,… una obra mal hecha en una hora puede matar gente, y al final se busca al más pequeño, y todo porque los grandes cambios que pueden hacer nuestras autoridades no las hacen.
Ahí donde tú estás expulsa el mal, la mediocridad. A veces me da roche decirle a un joven “puedes darle el asiento a la señora que es mayor”. Hay cosas en la vida que nos suponen estar fuertes, salir, hablar, para no permitir. Tú como enviado predicas, pero predica también con tu vida, con tus actos en los hechos pequeños, el mal de hoy es eso, la mediocridad, el interés personal.

Jesús me decía: tómate la molestia de expulsar el mal que se manifiesta en todo aquello que no es amor, que se manifiesta en todo aquello que no es pensar en los demás, tómate la molestia de pensar en el otro, tómate la molestia. Si tomaste ese café, si tomaste ese papel, recógelo, si encontraste la silla levántala, tómate la molestia, sal de ti, de tu interés personal, es ese egoísmo, ese individualismo que nos encierra y que no nos hace vivir con los ojos abiertos a lo que los otros están necesitando, tómate la molestia. Trabaja y lucha por el bien del ser humano, eso es expulsar el mal, ahí donde tú vives, donde te mueves, en tu ambiente. Porque el Señor nos ha llamado para estar con Él, aprender de Él que siempre está pendiente, abierto a nosotros, a nuestra necesidad.

Mc 3,33-35 “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?” Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, añadió: “Éstos son mi madre y mis hermanos. Pues cualquiera que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.
 Ustedes serán mi verdadera familia cuando cumplan, cuando escuchen mi Palabra. ¿Quién es mi verdadera familia? Quien hace la voluntad del Padre, es la identidad de nuestro ser discípulo. Ser discípulo es ser familia, no me llama de una manera individual, nos llama para hacernos familia, para realizar una misión en familia. Hacer la voluntad de Dios es crear familia, es hacer familia, hermanos, testigos, de la bondad de Dios, de su ternura. Jesús no pide otras cualidades, no dice que ser discípulo es quien sabe hablar, quien sabe tocar la guitarra, quien maneja bien la biblia,… no dice esas cosas, solo estar con El, escuchar y hacer lo que El hace.

Vamos a pedirle al Señor que nos regale esta gracia de vivir como sus discípulos, ¿y tú quién eres como discípulo, cómo vives? El Señor constantemente llama a los suyos para comunicarles una y otra vez.

Mc 4,11 “A ustedes se les ha confiado los misterios de su reino”. Jesús les explicaba la sabiduría del reino de Dios. ¿No entiendes? a veces no. ¿No comprendes la acción de Dios en este mundo? a veces no, a veces todo me parece tan corrupto, tan lamentable, vivimos en un país al que le pondríamos “clausurado” porque pasan unas cosas… Ayer el taxista que nos trasladaba prendió su carro con un desarmador, y nosotras solo nos pusimos a rezar. Muchas veces experimentamos tanta desesperanza, tanta injusticia, tantas situaciones en nuestra familia, pero Jesús nos explica la sabiduría del reino “escucha la Palabra”.
Mc 4,3 “El sembrador salió a sembrar”. Jesús a sus discípulos les explica los misterios del reino, la semilla ya ha sido dada, el sembrador ya salió a sembrar. La semilla ya se enterró en esta tierra, dio su fruto, Cristo murió, se enterró en esta tierra y dio fruto. El sembrador esparció la semilla, ya se entregó, no hay vuelta atrás. La semilla ha caído y algunos no se han dado cuenta, otros han acogido pero las preocupaciones de este mundo les ha hecho claudicar, y  otros por la codicia y dinero han renegado. Pero sí hay discípulos que han escuchado el mensaje de amor, tú eres uno de ellos, mira bien. El sembrador ya salió a sembrar, esta tierra está sembrada de Dios, dará fruto algún día. A ti discípulo te dice: no te angusties, confía en el poder divino de la semilla del reino.

Mc 4,26-28: "El reino de Dios es como un hombre que echa una semilla en la tierra. Lo mismo si está dormido como si está despierto, si es de noche como si es de día, la semilla, sin que él sepa cómo, germina y crece". A ti, discípulo, te dice: mira como es el reino, así sucede, lo mismo que un grano que un hombre echa a la tierra, no importa que él duerma, el grano germina y crece, dormido o despierto, sin que sepa cómo. La tierra da fruto, confía en el poder divino de la semilla del reino. La semilla la ha creado Dios y no se ha equivocado, sin que muchas veces sepas el cómo, la tierra dará fruto. Muchas veces decimos ¿cómo va a cambiar esto, Señor?, ¡qué ansiedad! Es una buena tierra, tiene capacidad de Dios, la tierra germinará, no sabemos cuándo pero Dios actuará, no te angusties, la tierra da fruto por sí misma. A ti discípulo no te desanimes, el reino parece pequeño pero crecerá y será el árbol más grande.

Mc 4,30 "¿Con qué compararemos el reino de Dios o con qué parábola lo explicaremos? Es como un grano de mostaza, que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas de la tierra; pero, una vez sembrada, crece y se hace la más grande entre todas las hortalizas, y echa ramas tan grandes que las aves pueden anidar a su sombra".

El reino parece pequeño como un grano de mostaza, ¿por qué te inquietas?, ¿por qué pierdes la esperanza? El reino parece pequeño, pasa desapercibido. ¿Quién ha visto los gestos de bondad que has vivido hoy?, ¿no has visto?, ¿quién se ha dado cuenta de que sonreíste, que luchaste para que no te salga la furia?, ¿quién se ha dado cuenta qué hiciste? El reino es pequeño, casi nadie ha visto lo que intentaste, esa confianza que pusiste, esa sonrisa que diste, etc… muchas veces ni tú mismo valoras la pequeñez, pero cuando crezcan esos detalles serás una gran persona y muchos vendrán a buscar tu sombra. No dejes impresionarte por el mal, no dejes llevarte por las apariencias.

El discípulo es el hombre y la mujer que mira todo con ojos de fe, con ojos de posibilidad, de potencia, de crecimiento, que valora lo pequeño y repara en lo sencillo. Jesús estaba en el templo observando como todos daban cantidad de dinero pero repara en aquella viuda que dio dos moneditas. A veces nos cuesta tanto reparar en lo pequeño, pero es valioso eso pequeñito que hiciste, eso que intentaste. Aprende a descubrir la pequeñez y lo valioso de esa pequeñez.

Reconoce y valora la sencillez del reino, algún día crecerá porque la victoria está dada. Ahora no veo, ahora no sé cómo, pero Jesús va triunfar. Ten fe, no seas cobarde, ten fe, Jesús calma la tempestad, demuestra a sus discípulos que tiene poder, tiene poder para salvar.
Vamos a quedarnos con aquella parte que nos llame la atención, porque es una llamada personal, vamos a encontrarnos con el Señor a través de esta Palabra.

ESCUELA DE LA PALABRA
Ejercicios Espirituales
Del 28 al 30 de julio
9am – 6pm Barranco
Miércoles: Mt 11,25-27 Todo me lo ha entregado mi Padre.
Jueves: Mt 11,28-30 Vengan a Mí todos los que están cansados y agobiados, y Yo los aliviaré.
Viernes: Mt 12,1-8 Quiero misericordia y no sacrificio.
Sábado: Jn 20,1.11-18 ¿Por qué lloras?, ¿a quién buscas?
Domingo: Mt 13,24-30 Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo?
Lunes: Mt 12,38-42 Maestro, queremos ver tus señales.
Martes: Mt 20,20-28 El que quiera ser grande, que se haga servidor de todos.
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