El Santo Rosario

EL SANTO ROSARIO

María familiar de Dios nos hace familiares de Dios.
Efesios 3,14-15.Lucas 8,19 

Hemos estado contemplando todo este mes a María una de las  Fuentes de nuestra espiritualidad, María ocupa un lugar único y decisivo, imprescindible e insustituible en el Verbum Dei, Ella fomenta nuestra vida de máxima fecundidad apostólica, formando a Jesús en nosotros y en los hermanos.
Seguramente que en este tiempo muchos hemos conocido más de María: Hemos ido día a día disfrutando de su ternura, de su amor de su calor, de sus enseñanzas, de su fuerza, su paciencia, su fe, su fortaleza, de todas las gracias y maravillas con que el Señor la ha  llenado,  hoy nos vamos a encontrar con María familiar de Dios que nos hace familia a todos por su Si a la Palabra. Dice el Señor:“Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra y la cumplen”  Luc 8,9.
Por eso ahora vamos a rezar el Santo Rosario como hermanos sentados alrededor de nuestra Mamá, porque somos familia, somos hijos del mismo Padre, y de la misma Madre.
 El rosario es la puerta abierta para unir a nuestra familia, cuando todos nos reunimos alrededor de María en nuestras casas se siente su ternura porque Ella nos une y nos reúne, ahí en ese rato de rosario que a veces parece tan aburrido o que estamos distraídos ¡Cuántos valores los hijos van cimentado en sus vidas!  que le ayudarán más tarde a enfrentarse a la vida que les toca vivir ¿Cuántos de ustedes tienen experiencia de  rezar el rosario en familia? ¿Les ayudó o no? ¡Cuántos en los ratos de oscuridad de penas, de tristeza, soledad, el rosario no ha sido nuestra salvación, nuestro compañero!  porque María es Madre y trata de mantener unida  a la familia,  María es todo lo que significa una madre para cada uno y es más María al revelarnos el rostro materno de Dios, n os dice: Aunque tu padre o tu madre te abandonara, yo nunca te abandonaré.
Y  por eso somos hermanos, familiares de Dios para siempre, por la Palabra que escuchamos que oramos, que asimilamos donde nos transmiten sus pensamientos, sus sentimientos, sus anhelos, nos animan a darlo todo, para vivirla y anunciarla porque nos sentimos familia.
Nuestra mamá María, cuida nuestra relación con Jesús, intercede por nosotros y nos alienta e instruye en al caminar como familia de Dios, somos familia y pertenecemos a la gran Familia de Dios profundamente misionera al servicio del anuncio de la Palabra de Dios.
Canción: Isha Betel.
Primer Misterio
Hebreos 12 1-2  Innumerables son estos testigos que nos envuelven como una nube. Depongamos, pues, toda carga inútil, y en especial las amarras del pecado, para correr hasta el final la prueba que nos espera,  fijos los ojos en Jesús, que organiza esta carrera de la fe y la premia al final.
Las personas que han sabido vivir rectamente son verdaderas estrellas en nuestra vida, son luces de esperanza; y es Jesucristo nuestra luz verdadera, pero para llegar hasta Él, necesitamos también luces cercanas que reflejan la luz de Cristo y quien mejor que María podría ser para nosotros esa luz que con Sí abrió la puerta de nuestro mundo a Dios mismo.
Padre Nuestro. 10 Avemarías.
Segundo Misterio
Lc.2,19.20 Canción: María,  Madre buena.
María, por su parte, guardaba todos estos acontecimientos y los volvía a meditar en su interior.
Estatutos Verbum Dei # 232. Las dificultades con que tropieza el hombre para nacer de nuevo a la vida divina, para iniciarse en su identidad cristiana sin malograr su gestación, desarrollo y crecimiento debido, hasta la madurez y plenitud de Cristo, necesita, evidentemente, de la Mamá.
Oraciones comunitarias. Canción: Tu Sí por generaciones.
Tercer Misterio
Lc.2, 20 Después los pastores regresaron alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, tal como los ángeles se lo habían anunciado.
Estatutos Verbum Dei # 233. María es la persona elegida por Dios y así presentada y entregada por Jesús para ser nuestra verdadera Madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo. Hijo, ahí tienes a tu Madre”. María es la herencia querida de Jesús que nos da en sucesión y cuyo recuerdo vivo nos transmite diariamente en la Eucaristía.
Testimonio de Miguel González
Poco antes de casarme, más o menos un año, murió mi madre y yo me sentía muy triste, hacía todos los preparativos para la boda y me decía: Mi mamá no va a estar, me voy a casar y mi mamá no va a estar, me sentía tan solo, triste y recordaba lo que me decía, lo que sentía y lloraba.
Un día me puse a llorar en mi trabajo y estaba cabizbajo y  levanto la mirada hacia el lado donde tengo un cuadro de la Virgen María y escuché que me decía: ¡No temas Hijo mío, estoy contigo!  y sentí  miedo y volteé la imagen, y en ese instante me acordé de que Jesús nos había dicho: ¡He ahí a tu madre!,  regresé la imagen a su posición normal y sentí alegría, paz, tranquilidad, se me fue el miedo  y me sentí protegido.
Y en la boda, mamá María estuvo presente y ya nunca más me sentí solo, Ella me acompaña y me guía a Jesús.
Cuarto Misterio.
Nos configuramos con Cristo a través de María. ¿De qué forma rezar el rosario mamá, para irme pareciendo cada vez más a Jesús?
Estatutos Verbum Dei # 236. Al disponerse Dios a realizar su ideal sobre el hombre, creado en libertad, no puede el mismo Creador llevar a término su proyecto sin la libre y voluntaria colaboración del mismo hombre. Al faltar a menudo este intervención y colaboración del hombre pecador en el plan de Dios, María se avecine y presta instintivamente su sí de Madre a cada uno de sus hijos afectados por la condición de pecadores.
Dinámica. Escribir la experiencia en que María les haya llevado más cerca de Jesús.
Padre Nuestro y Ave María cantada.
Quinto Misterio
Estatutos Verbum Dei # 240. La perseverancia en el verdadero seguimiento de Jesús, requiere una interminable paciencia, tanto en el proceso espiritual propio como en el de los demás. La paciencia es fruto del amor verdadero de Dios y este amor hunde sus raíces en la verdadera humildad. María es la Madre, la perfectamente humilde a quien Dios le colmó de todas las maravillas y que por generaciones extiende hasta nosotros.
Oraciones comunitarias de agradecimiento por todo los que ha hecho María por nosotros en nuestra vida.

Oración final. El Magnificat.  Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

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