EL
MUNDO CREERÁ SI SOMOS UNO
¡Bienvenidos! Ustedes son los que han
vencido la tentación del frío, del cansancio, la pereza y la comodidad, han
venido a buscar palabras de Vida Eterna. ¿Quiénes son esos que vienen vestidos
de ropas blancas? Esos son los que han venido de la gran tribulación, han
lavado sus vestidos en la sangre del cordero (Ap 13,14). Vienen buscando
palabras de Vida. Cuando Jesús se encuentra solo pregunta a sus discípulos
También ustedes me quieren dejar? Y Pedro contesta: ¿A quién iremos? Tú tienes
palabras de Vida Eterna.
Estamos aquí buscando esa palabra
Viva. Vamos a darnos un aplauso, y hacer algo que quisiera hacer Dios y lo va
hacer a través de nosotros, pues somos sus cuerdas humanas. Nos ponemos de pie
y nos abrazamos y nos decimos unos a otros: gracias por estar aquí. Esto es la
Escuela de la Palabra: lugar de encuentro de personas que han creído en la
fuerza de la Palabra. Es un regalo de Dios a nuestra comunidad, no es para
guardarla sino para darla, sembrándola en el corazón de las personas, cuidando
que den fruto y un fruto abundante.
La Escuela es lugar de encuentro con
Dios y con los demás donde formamos comunidad. No es la casa sino son las
personas que al encontrarse a Dios en su vida nos va transformando y nos va
haciendo humanos, comprensivos, pacientes. La Escuela nos hace palpar que hay
personas que han probado el poder de la Palabra, esa Palabra que hoy también se
quiere dirigir a ti.
El mes de Septiembre es el mes de la
Biblia. La Biblia no es un libro solamente, es Palabra de Dios, lugar de
encuentro con él. Ahí está la Palabra que levanta muertos, que quiere volverse
a sembrar en tierra buena, para dar fruto del 100 %1. Es la Palabra que viene a
limpiar toda rama que no da fruto, que viene a decirte que no estás solo y que
Dios está contigo todos los días hasta que se acabe el mundo.
Este mes tiene que ser muy importante
dentro de nuestro año jubilar. Ustedes saben que estamos orando todo el Verbum
Dei mundialmente, temas concretos que nos ayuden a reavivar el Carisma y así
tenga la mayor eficacia. El tema que en este mes nos están proponiendo es LA
COMUNIÓN EN EL VERBUM DEI.
Creo que tenemos muchos motivos para
orar sobre la comunión. Primero: orar por el Congreso general de la Fraternidad
Misionera Verbum Dei. Congreso que se reúnen cada 6 años, con personas elegidas
de cada región que van como representantes. En este Congreso se eligen a los
futuros responsables: presidente y responsables de cada rama. También se recoge
el trabajo realizado en estos 6 años para poderlo proyectar hacia el futuro.
Necesitamos orar mucho por esta Junta que va asumir este cargo.
El segundo motivo para orar este tema:
es que estamos preparando el Encuentro Jubilar en el área: Perú – Ecuador 2013.
Necesitamos sumar fuerzas. Preguntaba a Dios ¿Cómo tenemos que vivir esa
comunión? Si somos pluralistas, con tanta variedad de culturas, etc. Tan
diferentes los unos de los otros, tan únicos. El Señor me decía: no es un
límite, ni amenaza, es fortaleza y oportunidad para el seguimiento de Jesús; pues
ahí está el secreto de la vida: hacer de las trampas – trampolines.
La diferencia en la diversidad es un
reto para el discípulo que quiere la voluntad del Maestro. ¿Quieres seguirme?
Niégate a ti mismo, rompe el límite, cruza la frontera de tu egoísmo y orgullo.
La unidad es algo muy querido por Dios: Que todos sean uno como tú Padre estás
en mí y yo en ti; que también ellos sean uno en nosotros para que el mundo crea
que tú me has enviado (Jn 17,21). Jesús expresa desde lo más profundo de su ser
este deseo, en el momento más crucial de su vida, cuando había persecución por
todos lados, fariseos y romanos habían decidido matarlo, los discípulos pelean
los primeros puestos y el abre su corazón, en medio de las divisiones y
rupturas. Que sean uno como tu Padre estás en mí y yo en ti.
Es la misma unión que tienes tu Padre
en mí y yo en ti, que sean uno como tú y yo somos uno. Jesús quiere que en todo
seamos como él, lo que él vive quiere que vivamos: sean perfectos, sean santos,
ustedes tienen la mente de Dios, ustedes son hijos y no esclavos, ustedes son
hijos de Dios, son imagen y semejanza de Dios, tengan vida y vida plena.
Pero él quiere que la intimidad y
comunión con él, no se quede en sí misma, sino que se proyecte más allá del
horizonte, mirando muchas generaciones, dice: así el mundo creerá en mí.
Jesús nos llama a vivir esa unidad,
por eso provoca encuentros entre nosotros. Escuelas de la Palabra, días de
retiro, formaciones. Él nos manda en comunidad no solos. No como ese personaje
de una película que él solo tumbaba a 20 incluso pateando en el aire, películas
que alimentan el individualismo y el heroísmo del llanero solitario. Jesús nos
ha llamado para que conviviéramos con él y enviarnos a predicar.
La comunidad es el lugar privilegiado
para vivir el seguimiento y misión de Jesús. Privilegiado porque es Jesús quien
llama, porque es para vivir la misión, el proyecto de vida que te realizará,
privilegiado porque pone medios que en otros sitios no los encontramos, porque
encuentro personas que cuidan mi fe, porque nos ayudamos a crecer, también en
humanidad, llegando a ser hermanos.
La Misión no la podemos vivir solos,
puesto que la misión es crear Reino y el Reino que Dios nos anuncia se parece
mucho a una familia, una familia no convencional sino en la fe, cimentada en la
Palabra de Dios, que nace de la Palabra (1ªPe 1,22-23) al hacerse discípulos
ustedes se han purificado para amar sinceramente a los hermanos, ámense
intensamente unos a otros de corazón, porque han vuelto a nacer no de semilla
corruptible sino por la Palabra incorruptible que permanece en Dios.
Es una familia donde hay un Padre con
un corazón del tamaño del mundo donde caben todos. Él nos apunta más allá de
una familia convencional, si alguien viene a mí y no me ama más que a su padre
y madre, más que a sus hijos, hermanos y hermanos, no pueden ser sus
discípulos. Apunta a un mas, porque en las familias convencionales, a veces
amamos mas a los hijos, creemos que nos perteneces, los hijos son los mejores,
los otros son los malos, los equivocados. En la familia que Dios nos invita a
formar caben todos, no hay acepción ni excepción. Si amas a quien amas ¿Qué
mérito tienes? ¿Si invitas a una fiesta a quien te invita? Eso hacen también
los paganos, ama a quien no te puede dar.
Es una familia que surge desde abajo,
desde la pobreza. Pobres que se abren a Dios. ¿A quién llama Jesús? A los
pecadores. Yo no he venido para los sanos sino para los enfermos (Lc 1,31) Es
una familia que surge de una Madre que es la discípula perfecta, madre que no es
feliz por el título de reina, de madre, sino porque escucha y vive la Palabra
(Lc 11,28).
Vivir en comunidad es un reto que nos
presenta Jesús al Verbum Dei. Ser generadores de comunión, de unidad en el
mundo. No ser motivo de escándalo o división, ser uno para que el mundo crea.
La gente busca una fe que nos haga hermanos, que nos humanice, una fe donde
seamos más comprensivos y misericordiosos con las personas débiles, tenemos que
orar mucho para esto, que este mes podamos responder a este reto ¿Cómo conjugar
la unidad con la diversidad? ¿Cómo conjugar lo esencial con la variedad de
carismas que hay? Les invito a leer el capítulo 5 de Aparecida y la Encíclica
del tercer milenio del Papa Juan Pablo II.
En las próximas escuelas iremos
profundizando en este tema: que todos sean uno como tu y yo Padre. Que sean uno
en nosotros para que el mundo crea.
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