ESCUELA DE LA PALABRA DE DIOS- Cristo Rey

La Escuela de la Palabra siempre nos renueva, porque Dios siempre tiene algo para regalarnos.
Este domingo es la fiesta de Cristo Rey, y con esta fiesta se termina el año litúrgico. Entendía de parte de Jesús que es por su gran Amor que nos regala esta Escuela, por eso mismo, nos llama y nos regala su Palabra para guardarla.
Entonces Pilatos salió fuera, donde estaban ellos, y les dijo: «¿De qué acusan a este hombre?»
Pilatos había escuchado de Jesús pero no lo conocía, y no se mezclaba con los asuntos del pueblo, sin embargo Jesús lo cuestionaba, le interpelaba, quizás tú te encuentres igual que Pilatos, preguntándote ¿Quién es este hombre que reina sobre la gente?
Aunque Pilatos no encontraba culpa en Jesús, dividía la opinión de la gente: unos defendían a Jesús, otros lo condenaban y Pilatos no lo defiende aún sabiendo que es inocente por defender su imagen y por eso lo deja en manos de la gente.
El reino de Pilatos es el poder, el placer y con Jesús entendemos que su reinado en nuestras vidas pueden ser levantadas, limpiadas, embellecidas y sanadas por el amor desbordante de Dios manifiesto en Cristo Jesús.
La pregunta que le hacen los enemigos a Cristo nos ayuda también a penetrar el sentido de su reinado. No parece muy poderoso este rey que queda en manos de sus adversarios, que bien se ve cuánto lo odian. Y sin embargo, tal es su modo de reinar: poniendo su vida, como el pastor por sus ovejas. En la Cruz, eso de "dar la vida" deja de ser una metáfora bonita y se convierte en una viva y vivificante realidad.
Porque a veces entendemos que las cosas materiales llenan los vacíos que la falta de Amor nos deja, como mi esposo, compra cosas para la casa: refrigerador, televisor, etc. pero sin embargo no está mucho con nosotros, y no comparte con su hijo sus ratos libres y cree que con dar cosas es suficiente.
Así piensa la gente una amiga me decía: vive el ojo por ojo, si te aman, tú amas; saluda, si te saludan, y
Pilatos le preguntó: «Entonces, ¿tú eres rey?» Él se preguntaba porque no conocía el reino que quería darnos Jesús, el reino de Jesús no es de este mundo es un reino desde la cruz que pretende no sólo eliminar un tipo de poder sino que su reino no quiere dominar a las demás personas, sino por el contrario, promover, convocar, suscitar, el poder de cada ser humano, de modo que cada una y cada uno de nosotros asumamos responsablemente el peso y el gozo de nuestra libertad.
El reino de Jesús es de paz, de fraternidad basado en el Amor, yo le preguntaba a Jesús ¿Por qué te muestras tan pobre? Y Jesús me decía es que la violencia engendra violencia, y ese reino de Amor es para tu hogar, tu trabajo, universidad etc. Tu reino será fundado en el verdadero Amor, que genera nuevas ganancia y nuevos intereses de paz, tranquilidad, sosiego que no te da el mundo.
La gente estaba allí mirando; los jefes, por su parte, se burlaban diciendo: «Si salvó a otros, que se salve a sí mismo,
No te quedes mirando porque llega el reino y a veces queremos guerra mundial, cuando la guerra la tenemos en los hogares, en los colegios; se ve tantas injusticias, discriminaciones y ante Dios no hay diferencias.
Eres tú el elegido para instalar mi reino, no te quedes como Pilatos, que quiere dejar libre a Jesús, mientras que Jesús quiere la libertad del corazón, porque te ama
Yo soy profesora, luego me dieron el cargo de Coordinadora y me han ofrecido de Directora, y me decía ¿Cómo voy a tratar a mis compañeras? Y Jesús me decía: el reino está donde tú estás, y con Jesús construyo un reino ahí donde me encuentre.
Uno de los malhechores que estaban crucificados con Jesús lo insultaba: «¿No eres tú el Mesías? ¡Sálvate a ti mismo y también a nosotros.» Pero el otro lo reprendió diciendo: «¿No temes a Dios tú, que estás en el mismo suplicio? Nosotros lo hemos merecido y pagamos por lo que hemos hecho, pero éste no ha hecho nada malo.» Y añadió: «Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu Reino.» Jesús le respondió: «En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso.»
A veces nos sentimos atados de pies y manos pero tú corazón es libre.
Uno de los malhechores no reconoce su pecado, ni el Amor que Jesús nos tiene, La nota característica, pues, de este rey nuestro es que no puede salvarse a sí mismo, ocupado como está en salvarnos a nosotros. Un amor así tiene el poder suficiente para reventar las cadenas que nos amarraban al pecado y querían conducirnos a la muerte.
Son dos los ladrones, quizás iguales en ser ladrones, pero son diferentes por su corazón.
No hay corazón en este mundo que pueda amarte más que yo, pero este hombre ladrón decide por Jesús porque reconoce que el verdadero está en Cristo por toda la humanidad.
En la fiesta de Cristo Rey celebramos que Cristo puede empezar a reinar en nuestros corazones en el momento en que nosotros se lo permitamos, y así el Reino de Dios puede hacerse presente en nuestra vida. De esta forma vamos instaurando desde ahora el Reino de Cristo en nosotros mismos y en nuestros hogares, trabajo y ambiente.
Se trata de lograr que Jesucristo reine en el corazón de los hombres, en el seno de los hogares, en las sociedades y en los pueblos. Con esto conseguiremos alcanzar un mundo nuevo en el que reine el amor, la paz y la justicia y la salvación eterna de todos los hombres.
Para lograr que Jesús reine en nuestra vida, en primer lugar debemos conocer a Cristo a través de su Palabra, la oración personal y los sacramentos son medios para conocerlo y de los que se reciben gracias que van abriendo nuestros corazones a su amor. Se trata de conocer a Cristo de una manera experiencial y no de ideas.
Pidamos a María que nos ayude a que Cristo reine en nuestros corazones como reinó en el de Ella.

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