“El que cree en Mí, no morirá para siempre”



Yo le daba gracias a Dios por esta Escuela, en la que Dios nos quiere regalar la esperanza, la Vida y el Amor. Venimos a esta Escuela a orar con la Palabra de Dios, que tiene fuerza para hacernos creer que su Palabra tiene vida, tiene fuerza para despertarnos del sueño que vivimos para vivir una vida nueva.

El tiempo de Cuaresma es camino a la Pascua, que es un anticipo de la fiesta que el Padre nos tiene preparada para la eternidad. Estamos en la tierra, de paso, para que Cristo pueda pasar por nuestra vida purificándonos y haciéndonos  volver a Él  de todo corazón.

La Palabra de Dios tiene la fuerza para responder a los más íntimos y profundos deseos del ser humano  y uno de ellos es el no querer morir nunca, por eso ponemos medios para rejuvenecer, para ser más bonitos,  hay toda una cultura de la belleza para vivir bien y más.
Conocer Jesús significa conocer al Padre y obedecer su Palabra. Juan 8, 59
Esta Escuela de la Palabra es un medio para encaminarnos a la Vida Eterna, porque la Palabra tiene poder de sacar vida donde hay muerte. Por eso pedirle la gracia de buscarlo con un corazón sincero y arrepentido por nuestros pecados ¿Por qué, quién no ha pecado?  El salmo 129, me encanta, porque dice “Mi alma cuenta con el Señor” con su gracia, su misericordia y su perdón ¿Para qué desconfiar de Él si uno tiene un amigo seguro? Por eso mi alma espera en el Señor más que el centinela a la aurora, porque cuento con Él, confío y espero.

Qué alegría para un cantinela cuando llega  el día,  porque ya no hay oscuridad  y puedo caminar mejor sin temor a que lo asalten, realmente es un descanso.
Para nosotros es una tensión,  si hemos pecado y no hemos perdido la conciencia,  no vemos la hora de que llegue la luz del perdón en una confesión,  o en un pedir perdón al hermano que  hemos ofendido o nos han ofendido. Es un verdadero descanso.
Jesús nos quiere hablar de cómo nuestras faltas nos llevan a la muerte espiritual, y nos da la esperanza de poder resucitar con Él.
Marta y María, hermanas de Lázaro que está enfermo y los discípulos le dicen a Jesús: “el que tú amas está enfermo” y Jesús les dice esa enfermedad no es de muerte, la certeza de Jesús, qué Él puede levantarnos de donde estamos, y como estemos, nos da el tiempo de vida para que aprendamos a vivir según su Palabra, Él se ha hecho nuestro camino para que le podamos seguir, y nos alerta a vivir preparados, en vela, para que la muerte no nos sorprenda en pecado, Él quiere para nosotros una vida eterna y nos dice: “El que cree en mi no morirá y el que me ama y guarda mi Palabra tiene Vida Eterna”,  Jesús es la Palabra de Dios hecha carne y nos habla en la vida de Lázaro,  cuando Marta le dice “si hubieras estado aquí mi hermano no hubiera muerto”, y sé que resucitará en el último día, pero ella se refería al final de los tiempos; pero Jesús quiere renovar la fe de Marta y la nuestra, el Él quiere que creamos que ahora y aquí Dios, comienza la vida eterna y Dios puede sacar vida donde hay muerte.

En Trujillo, a una señora se le murió su único hijo y cuando fue a la misa de cuerpo presente de su hijo, ella lloraba desconsoladamente, se desmayaba y no se soltaba del féretro de su hijo y el Padre le dice: que la muerte es un nuevo nacimiento a la vida de Dios eternamente y que seguro que su hijo era feliz, yo creo que si a su hijo le preguntaran si quiere volver a la tierra, él no quisiera porque allá está gozando de la presencia de Dios, la muerte es una etapa de la Vida Eterna, cuando nacemos nos cuesta adaptarnos al nuevo ambiente pero por muy bonito que haya sido el calor, la protección que nos daba nuestra madre, yo creo que ninguno querría volver al seno de su mamá o ¿sí? Y la señora se fue calmando y nos compartía que esas palabras le habían ayudado mucho.

La muerte, es un paso más a la vida eterna, porque como dice Pedro: … “ya que han nacido esta vez, no de semilla corruptible, sino de la palabra incorruptible del Dios que vive y permanece.”  1 Pedro1, 22
¿Quién no se ha sentido que ha resucitado  a una Vida nueva, después de una confesión, de una prédica, o de una conversión?, porque aunque hayamos derramado lágrimas Dios nos da una paz que nadie, ni nada nos puede dar.

Yo cuando me convertí  lloré como tres meses, pero no era de amargura era el dolor de haber hecho sufrir a Jesús en mis hermanos, por haber matado el Amor que Dios puso como semilla en mi corazón. Todo ese tiempo vivido en pecado me parecía una vida vacía y sin sentido, pero la palabra de Dios te devuelve el deseo de vivir una vida plena.

Y Jesús nos dice: “¡Quiten la piedra!”  Para que se levante Lázaro y yo me sentía así, que sobre mi tenía el peso pesado del mármol, porque si no la quitamos nuestra vida apesta y nadie se acerca a nosotros por nuestro mal humor, impaciencia,  intolerancia, orgullo, despotismo, orgullo,  pero cuando decidí seguir a Cristo para siempre reavivé esa semilla incorruptible y es  empezar a creer y  crecer para amar a Dios y a mis hermanos. Y eso significa poner medios necesarios para ser fiel a esa Palabra, necesitamos quitarnos las vendas y el sudario que nos impide ver el rostro de Dios.

Dice un padre Jesuita, que la persona que no quiere ver su pecado,  es como si encerrara en un sótano, donde se vive en la oscuridad y se acostumbra a vivir así, va de pecado en pecado, el que roba, miente, es perezoso, y hasta mata, nosotros nos acostumbramos a veces a vivir en la mediocridad hacemos todo a medias, porque todo calculamos, desconfiamos, y Jesús dice quien anda en la oscuridad tropieza. Y dice este padre, que a veces intentamos asirnos a los barrotes que hay en el cuarto, y vemos la luz pero como no estamos acostumbrados, la luz nos ciega, si somos valientes logramos sufrir el primer impacto de la luz, es cuando te conviertes,  y decides a seguir a Cristo, ese es un salto a la vida eterna, o si no te quedas envuelta en tus miedos, traumas, amarguras y te haces daño y también a los demás.

Jesús para resucitar a Lázaro implora a Dios,  le da gracias porque siempre lo escucha,  y es que vive ligado a Él por la oración, dialoga amorosamente con Él, Jesús nos invita a entrar en el misterio de la muerte para que experimentemos que ni el pecado, ni la muerte tienen la fuerza de la Palabra, ni tienen más poder que la misericordia de Dios.
El pecado como la resurrección de Lázaro es para que la Gloria de Dios se manifieste en la presencia y el poder de la Palabra de Dios pronunciada por Jesús.
Lázaro ¡Sal afuera! Jesús nos quiere mostrar que la muerte no tiene la última palabra, que es Dios, quien tiene el poder para resucitarnos y darnos vida en abundancia.
Necesitamos de mucha fe para creer que Jesús puede liberarnos de nuestros pecados , miedos, vicios,  de los celos, de creer en la impunidad que le damos a nuestros actos, todo nos parece bien y normal porque todo el mundo lo acepta, el aborto, la homosexualidad, la infidelidad conyugal,  el divorcio y no van con los valores de Jesús, para eso lo mandó Dios para que tengamos viva y vida en abundancia, sin embargo nos resulta más fácil decir como Nietzsche “Dios ha muerto”,  para podernos vivir de cualquier manera.

Separarse de Dios no sólo es perder su vida sino sentirnos perdidos en el mundo, por no tener sentido mi vida. La vida de Jesús nos ayuda a descubrir nuevas formas de vida, de amar, de disfrutar en el trabajo, con los míos y  en todo aquel que se acerque a nuestras vidas.

Yo soy la resurrección y la Vida,  no al final de los tiempo sino que la Vida empieza aquí y ahora, donde estamos, creer en la  resurrección nos hace vivir con esperanza que la vida no se acaba aquí si no que es un paso para llegar a la casa del Padre,  es comenzar a vivir en plenitud y el cielo será como el broche de oro, que culmina en la presencia del amor, donde no habrá llantos, ni dolores, ni sufrimientos.

En el hospital esta Palabra me ayudó mucho, porque yo ya no quería que me operen, la última vez que estuve es el hospital y lloraba mucho y mi hija me consolaba diciendo ¿Por qué lloras? ¿Tienes miedo a la muerte?  No tenemos que tener miedo porque ahí ya no estarás coja, no más operaciones, todo será alegría, felicidad de ver el rostros de Dios cara a cara lleno de infinito amor y enjugará cada lágrima que has derramado y eso me tranquilizo  porque la muerte es la esperanza de una vida plena.

Por eso vamos a pedirle a Dios que nos conceda el poder hablar como su discípulo. Y que cada mañana  despierte mi mente y le escuche como lo hacen los discípulos. Isaías 50,4-7  a fin de comunicarles a nuestros hermanos que nunca moriremos si vivimos la Palabra de Dios que escuchamos.


LECTURAS DE LA SEMANA


Miércoles:  1 Pedro1, 22 Hemos nacido de la Palabra incorruptible
Jueves:       Juan 11, 1-45   El que cree en mí, no morirá
Viernes:      Juan 8,51- Yo conozco al Padre y por eso guardo su Palabra
Sábado:      Jeremías 20,10-13 Límpiame Señor, tú me conoces.
Domingo     Mateo 26, 14-27,66 Dios mío ¿Por qué me has abandonado?:
Lunes:         Juan 3,16  La Vida Eterna es creer en Jesucristo.
Martes         Isaías 50, 4-7 Haz que otros crean en la vida Eterna







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