¡Señor que vea! (Resumen de la Escuela de la Palabra: Martes 5 04 11)


Bienvenidos a esta Escuela de la Palabra de Dios, ya estamos a dos semanas de la Semana Santa, y el Evangelio nos presenta el ciego de nacimiento, (Juan 9,1-40)
Y hoy nos invita a profundizar sobre la oración, ayuno y limosna ¿Qué significa esto? La Palabra nos da luz a través de la predicación, el ciego es un limosnero, a veces no entendemos los designios de Dios, de nuestra vida, no entendemos que nuestra vida es frágil, somos mortales y terminamos echando la culpa a Dios, de todo lo malo que nos sucede y por eso preguntamos ¿Quién pecó él o sus padres? ¿Por qué a mí me pasa esto? No entendemos el rol de Dios en nuestras vidas, eso que nos pasa es real.

Y Jesús respondió: Es para que Dios obre milagros en él, es profesar nuestra fe, Dios quiere que abramos nuestro corazón pero a veces no coinciden los anhelos de Dios con los nuestros.

La mayor gracia que nos regala Dios es la conversión profunda. El misionero Dara era médico, una persona inteligente que pasó de ser un ateo a misionero y al poco tiempo de ordenarse sacerdote, le dio una enfermedad deformativa, y cuenta que cuando estaba en el hospital, de las personas que estaban con la misma enfermedad algunos se suicidaban y él sin embargo mantenía la fe, y decía "estoy más sano que la gente de afuera" por la paz que le daba aceptar la voluntad de Dios.

Comprender a Dios, y convertirnos a Él, día a día, ese es el milagro más grande que puede hacer Jesús.
y le dijo: «Vete y lávate en la piscina de Siloé (que quiere decir el Enviado).» El ciego fue, se lavó y, cuando volvió, veía claramente. Lo que más me maravilla es que Jesús se acerca a nuestra vida para curarnos y nosotros nos perdemos esa gracia porque no le creemos: decimos no tengo arreglo, así soy y no sabemos que para Dios no hay nada imposible.

Nuestra ceguera no es sólo física, es la falta de fe, o cuando no descubrimos a Jesús en el otro y lo vemos no como hermano sino como rival.
La mirada nuestra es que lo miramos como “el otro” y por eso le ponemos zancadillas, no va conmigo, te hace sufrir, tu esposo/a, tus hijos, el jefe en el trabajo etc.
Descubrir que la ceguera de no amar a nuestros hermanos, nos hace egoístas no vemos su dolor y no me hago cargo de él, cogemos el camino más fácil el de la indiferencia.

En México, en Zamora hay cantidad de gente pidiendo limosna y me decía: no tengo para todos, pero eso no me hace ignorar la realidad. Darme cuenta que cuando soy ciego me hago limosnero, yo veo lo que me interesa, y nos hace pedir, exigir a otros y como no salimos al encuentro de los demás, ando insatisfecho, nada me llena.
Sus vecinos y los que lo habían visto pidiendo limosna, decían: «¿No es éste el que se sentaba aquí y pedía limosna?» Unos decían: «Es él.» Otros, en cambio: «No, es uno que se le parece». Pero él afirmaba: «Sí, soy yo.»
Cuando Jesús nos ha sanado, y la gente se divide, el ciego dice ese soy yo, reconozco que sin Jesús me vuelvo ante mis hermanos frío, calculador, justificando mis actos, ser ese ciego sanado por Jesús, devuelve nuestra vista interior y amplia nuestros horizontes.
El ciego decía: Jesús dijo que fuera a lavarme a la piscina de Siloé. Fui, me lavé y veo.» Jesús hace esos procesos y nos toca a nosotros disfrutar de lo que hace con nosotros, uno es feliz de lo que Dios hace, cuando ve a Jesús en los hermanos.

Jesús me invita después de la experiencia de curarme, encontrarlo en los demás.
Jesús se enteró de que lo habían expulsado, y lo amó desde dentro y le pregunta «¿Tú crees en el Hijo del Hombre? Creo Señor y se arrodilló y lo adoró.

Como este ciego reconocer en Jesús al hermano, amar al que vive conmigo, solo lo reconocemos a través de la oración y meditación de su Palabra.
Mateo 25, ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? A veces creemos que amar es hacer obras sociales, Juan Pablo II nos invita a dar limosna no sólo de cosas sino darse con todo su ser.

En una convivencia a mi me marcó este pasaje, porque descubrí que en mis hermanos estaba Jesús, porque entender esta Palabra nos compromete a dar la vida por el otro y eso me animó a ser misionera porque Jesús me decía te necesito para que me des de beber, a dar libertad a los presos de sí mismos.

¡Qué grande es ver en el otro a un hermano y no un extraño! Es amar desde el lugar y situación donde estamos, desde tu realidad, Jesús está en el otro. Señor que vea,
Amar también significa hacerle ver que no todo se le puede dar, sino ver sus posibilidades de contribuir a qué lo llama a Dios en la solución de problemas, A veces espero que todo me den.
La viuda pobre me ayudaba ver a Jesús admirado de que la viuda había dado todo lo que tenía, con generosidad y sinceramente.

Dios nos lleva a más, y nosotros respondemos: no sé hablar, tengo problemas, está lejos, eso es la realidad pero puedo dar lo poco que tengo y Dios lo valora y lo admira.
Soy más feliz dando que recibiendo, a veces en la UNI, me quedo hasta tarde y el viernes ya no daba más por el cansancio, y me despedí de los chicos para ir a tomar el Metropolitano y no había asiento, me tocó ir de pie, y dialogando con Dios le decía ¿Y a mi qué? ¿Y a mí qué en todo esto? Y en oración me decía sólo entrégate porque yo valoro tu esfuerzo, tu vida, y ese es el regalo más grande: que Dios lo sabe, y da alegría porque uno lo da de corazón.

San Agustín dice «Si extiendes la mano para dar, pero no tienes misericordia en el corazón, no has hecho nada; en cambio, si tienes misericordia en el corazón, aun cuando no tuvieses nada que dar con tu mano, Dios acepta tu limosna»
«limosna» significa, ante todo, don interior. Significa la actitud de apertura «hacia el otro».
Y esto lleva a la conversión así como la oración y el ayuno.
Ustedes son la luz del mundo, que llevan luz a los ciegos, creer en su Palabra y ser fiel desde el interior, Dios nos habla al corazón, ¡Señor que vea! Tu rostro en los demás, en el ambiente donde estoy aunque no esté de acuerdo con esa persona, no me simpatiza o esté en mi contra, eso es experimentar liberación, gozo y alegría.
Pedir a María que cure nuestra ceguera para ver a Jesús en cada hermano.

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