RESUMEN DE LA ESCUELA DE LA PALABRA DE DIOS

Esta Escuela de la Palabra está llena de sorpresas, porque vamos a encontrarnos con la Palabra viva, que nos sale al encuentro, nos da la bienvenida, así tal como venimos y nos introduce a esta Escuela de VIDA Y AMOR.
En esta Escuela hay alguien que me está esperando, cuando yo recién conocí a la Comunidad e iba a la Escuela de la Palabra y veía un letrero que decía “Te esperaba” y yo me decía aquí hay Alguien a quien le importo, eso hacía que mi corazón se abriera, me calentara y lo preparaba para recibir la Palabra, y me introducía en la fe.

Es encontrar la Palabra viva, que nos dice ¡Bienvenidos! La Palabra es sensible a nuestra presencia, porque nos valora. El jueves en la primera lectura de la misa, San Pablo nos decía: doy gracias a Dios por ustedes, sólo quien valora tu vida puede estar agradecido por la presencia de esta persona, de esta otra etc. No sólo escuchamos sino que somos personas muy queridas para él, porque nos ha comprado a buen precio, ¿Sabes lo que significas para Jesús?

Captaba sus palabras con un corazón alegre, no es alguien que está agobiado, estresado sino que lo dice comunicando vitalidad y manifestando el Amor que tiene por nuestras vidas.

Jesús ora al Padre y le dice: te doy gracias porque has revelado tu Palabra a los sencillos, una Palabra llena de Vida y Amor en abundancia para con cada uno de nosotros.

¡Qué bueno que captemos ese corazón lleno de Vida y Amor! ¿Qué significa nuestra vida para Jesús? Que nuestra vida es capaz de ser trasvase del corazón de Jesús a nuestro vaso que es nuestro corazón, nuestro interior adentrándose en su interioridad.

Cuando se dirige a sus discípulos les dice: ¡Dichosos los ojos que ven lo que ustedes están viendo y oídos que escuchan, lo que ustedes están oyendo! Porque mi Palabra les va enseñando a valorar la fe, la vida de oración, que nuestra vida se vaya metiendo en una fragua que nos lleva a ser Cristo.

Dios valora el camino que vamos haciendo, porque somos dichosos porque nuestros ojos ven y nuestros oídos escuchan, porque no todos lo pueden hacer, si no tenemos fe.

Estas palabras nos hacen que podamos vivir sus proyectos, porque él me comunica su vida porque Dios es fiel y nos comunica su fidelidad por su Palabra.

Cuando me iba a la Escuela de la Palabra de PRO, Dios me decía Yo he preparado este encuentro a través de las circunstancias y tenía tantas experiencias y vivencias y me hacía consciente de ello. De la universidad, donde había presenciado la experiencia de dos chicas en la Eucaristía, y sobre todo el encuentro en la consagración, y me daba pena que no podían comulgar porque no sabían confesarse y yo me preguntaba ¿cómo me hice consciente de la experiencia de estas jóvenes? Y luego ellas me pidieron que les enseñe a leer la Biblia, y me quedé en la capilla llorando y me decía: ¡Dios es más grande que mis limitaciones! Es que es Él quien va trabajando desde dentro. ¡Tú eres generoso Señor actuando más allá de nosotros.

Y es que una vida entregada engendra Vida, como la vida del Padre Juan Luis, ¿Cómo es posible que su vida trascienda tanto? Dios es generoso, él entrega la vida en cada vida entregada. Dios es bueno porque hace trasvase de su Vida a nuestra vida, para entrar en una experiencia de fe viva como Jesús, vivir su VIDA Y AMOR a través de los acontecimientos. Nos hace poder contemplar su fidelidad.

El miércoles hablaban del servidor fiel, oraba la Vida de Jesús y contemplaba mi vida que me ha hecho fiel, Él ha hecho trasvase de su Vida y Amor y nos ha hecho fieles.

Isaías 62,1 Por amor a Sión no me callaré, por Jerusalén no quedaré tranquilo hasta que su justicia se haga claridad y su salvación brille como antorcha.

Ese es el Amor de Dios que por la oración quiere que le captemos, por Amor a ti no me callaré. La palabra nunca guardará silencio hasta que haga arder tu corazón y tenga la vitalidad de una antorcha que alumbre hasta los confines de la tierra.

Te creo, Señor, cuando veo la vida del Padre Juan Luis, esa vida es un trasvase, porque su Vida y su muerte ha trascendido para salvación de muchos. Todos conocemos la fe que Él trasmitía, Dios apuesta por nuestra vida y por quien quiere hacer un camino de trasvase de vida de oración, reaviva nuestra fe a través de las circunstancias.

Juan21 7-8 El discípulo al que Jesús amaba dijo a Simón Pedro: «Es el Señor.» 8 Apenas Pedro oyó decir que era el Señor, se puso la ropa, pues estaba sin nada, y se echó al agua. Los otros discípulos llegaron con la barca —de hecho, no estaban lejos, a unos cien metros de la orilla; arrastraban la red llena de peces.

Pedro recorre a través de los acontecimientos que ocurren hasta reconocer al Señor, y dice ¡Es el Señor! Dice una Palabra que él cree, porque sucede lo que Jesús dice.

En esta Escuela nos quiere regalar esa experiencia que nos comunica vida, para que te asombres de las circunstancias de la vida.

La fe nos hace sorprender de la Vida en la Palabra, cuando no hay fe la Palabra se va diluyendo, la presencia de Jesús no nos sorprende.

El quiere que le miremos y le reconozcamos, entonces la fe se vuelve certeza.

Mateo 14,29-34 Jesús le dijo: «Ven.» Pedro bajó de la barca y empezó a caminar sobre las aguas en dirección a Jesús. Pero el viento seguía muy fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: «¡Señor, sálvame!» Al instante Jesús extendió la mano y lo agarró, diciendo: «Hombre de poca fe, ¿por qué has vacilado?»

Subieron a la barca y cesó el viento, y los que estaban en la barca se postraron ante él, diciendo: «¡Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios!» Terminada la travesía, desembarcaron en Genesaret.

Los discípulos se van a la otra orilla por orden de Jesús, se van por otros caminos que no son los de siempre, se oponen a sus caminos, a veces Dios nos invita a esto, aunque nos parezca difícil , dejar la orilla conocida, segura y nos manda a ir a la otra orilla y en medio camino, la fe vacila porque hay contrariedades pero me siguen porque quieren ser fieles a la Palabra y por querer ser fieles llegamos a medio camino cuando la barca está en medio del agua, y experimentamos que todo está en contra y pareciera que Dios nos complica la vida y nos zarandea y no sabemos ni cómo empezó la cosa, y nos sentimos que no estamos ni aquí ni allá, porque los vientos soplan en contra me hace perder de vista todo, hasta a Dios y todo porque emprendimos el camino de ser fieles,

En un tiempo tanto la comunidad y yo personalmente optamos por vivir la eclesialidad, y encontré dificultades y me decía ya mi ¿quién me mandó esto de la eclesialidad? ¿Para qué me metí en camisas de once varas? Y Jesús me dijo: Yo soy el que te he metido. Estás zarandeada por querer ser fiel, para que yo pueda ser trasvase de mi fidelidad.

Pedro, dice a Jesús: Yo quiero sentir tu poder, tu firmeza y mándame ir a Ti, porque en medio de esta tempestad me das la mano, y me dices: ¡No temas! Si tú vienes a mí aprenderé a caminar sobre las aguas, ahí donde mi fe se tambalea, hazme camino sobre las aguas.

La fe es el camino de aprender a caminar sobre las aguas, sobre la incertidumbre, sobre lo no conseguido, ni dominado y Jesús lo quiere así y le dice a Pedro: ¡Ven! Porque te quiero ser fiel, no temas ¡Animo! No temas ¡Soy Yo! El camino de la fidelidad no es fácil, y cuando experimentamos la dificultad decimos esto nos pasa por nuestros pecados en vez de decir: ¡una palabra tuya y me salvaré!

Nos capacita para creer en Dios y se pone en camino para hacernos más humildes, y nos tiende su mano y nos dice ¡Ven! ¿Qué te hunde? ¿Qué te hace hombre de poca fe?

Su mano a través de su Palabra es salvadora. La fe viva nos da vitalidad y es llevarnos al primer encuentro cuando le conocimos y nos hace hacer locuras, porque creemos que la mano de Jesús es fuerte, no se ha quedado corta y hará todo para hacerme más humilde, más confiados en Él, y esa mano no nos suelta, quizás nosotros nos soltamos.

Ezequiel 37, 1-14 La mano del Señor se pone sobre el hombro del profeta y lo lleva a la orilla donde estaban los discípulos, donde lo necesitan y lo hace trasmisor de Vida.

Huesos secos que necesitan vitalidad, y lo hizo consciente de no tener vida, mientras que el profeta tiene vida lleno del Espíritu Santo con la mano de la fidelidad de Dios, es un encuentro de tu realidad y de los que no tienen fe.

¿Crees que tendrá vida? Señor ¿Cómo voy a saber? Depende cómo se encuentre cada uno, porque quiere que el profeta sepa ¡Qué bueno es el Señor! Y que él es fiel ¿Cómo me devolverá la vida?

Prueba tu fidelidad ahí en los huesos secos, tú dirás ¡No se puede hacer nada! Pero su Palabra llega para hacer experiencia de fe, que esos huesos se reavivarán.

De ese caminar con Él, Él va haciendo trasvase de sus sueños, ilusiones en nosotros, nos invita a que Dios siga siendo fiel en nosotros.

Pedirle a nuestra madre su fidelidad.

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