¡Vuélvanse a mi de todo corazón!

(Jl 2,12-18) Buenas noches, ¡Qué bueno es que en comunidad podamos participar de esta Escuela de la Palabra! Como preparación para la cuaresma, el cual los empezamos con el miércoles de ceniza. Es un tiempo litúrgico privilegiado para todos. Por eso, el profeta Joel con gran entusiasmo invita a que nadie se quede sin fuera de esta experiencia de fe. Por eso, dice: “Congreguen al pueblo, reúnan a los ancianos y que todos se purifiquen. Traigan también a los pequeños y a los niños de pecho, y que los recién casados dejen su cama”. (Jl 2,12-18). ¿Por qué hace esta invitación? ¿Por qué será que nadie puede prescindir de la experiencia ofrecida? ¿Qué está en juego? ¿Qué es lo que no nos podemos perder?
Estamos aquí porque nos sintamos llamados como pueblo congregado, reunido, para prepararnos para esta gran experiencia de fe! No podemos pasar por la Cuaresma ignorantes, ni de manera superficial: ahhh, si, la cuaresma, lo mismo del otro año. Necesitamos todos meternos en el espíritu de la Cuaresma que nos lleva a vivir la purificación de todo nuestro ser para comulgar con la Trinidad. No es una pérdida de tiempo, tampoco da igual como la viva, es una experiencia que la necesitamos todos: grandes y pequeños. Es vital y esencial a nuestra vida.
El Santo Padre, Benedicto XVI, en su mensaje para la Cuaresma nos invita a hacernos concientes de que La Iglesia nos ofrece en abundancia la Palabra de Dios, para que meditándola, la podamos interiorizar y de esta manera la podamos vivir diariamente. Por eso, en esta Escuela de la Palabra, vamos a hacer eco de esta invitación, porque además es lo más propio de nuestro Carisma Verbum Dei, nos sentimos identificados con los medios que tenemos y del para qué de esta escuela.
Nos invita además a adentrarnos en esta Cuaresma a hacer un camino de oración. ¿Qué significa esto? Entrar en la experiencia de la escucha atenta a Dios que sigue hablando al corazón, ya que es la que alimenta nuestro camino de fe. La oración nos permite tener una nueva concepción del tiempo: “El tiempo para Dios” es para conocer que sus palabras no pasarán (Mc 13,31) para entrar en la íntima comunión con él que nada ni nadie podrá quitarnos (Jn 16,22) Por tanto, nos abre a la esperanza que no falla (Rm 5,5).
No es casualidad que desde hace dos semanas estemos profundizando sobre La Trinidad: Primero la Trinidad en nosotros, habitándonos y la semana pasada la Trinidad es Fuente de Fraternidad, de comunión. Desde ahí nos abrimos a la Cuaresma con el llamado que hace Dios a través del Profeta Joel: ¡Vuélvanse a mí de todo corazón! (Jl 2,12-18).
En esta Escuela de la Palabra, vamos a escuchar a Dios que nos llama a cada uno y en comunidad a volvernos a la fuente de todo corazón, que es “el Padre”. Es ese Rostro Paterno de Dios, que todos necesitamos, el Rostro del Padre que movía la vida de Jesús para perseverar hasta el final, hasta que todos sean uno, y vivir la unidad en todo momento.
Dicen un refrán Mexicano: “Dime con quien andas y te diré quien eres” Pues dime con qué Padre convives y te diré qué vives en tu corazón, como está tu corazón. (Exp. De un niño en brazos de su padre)
Es descubrir que si el Sr. Nos invita a volvernos a él de todo corazón, es porque a veces el corazón anda distraído, disperso. Dicen que no es que estemos deprimidos sino que estamos distraídos, nuestro corazón anda distraído. En Ecuador para preguntarte ¿Dónde estás? Te preguntan ¿En qué andas? Y a mí muchas veces esta pregunta me hacía pararme, me contrastaba cuando la escuchaba: ¿En qué andas? ¿En qué anda nuestro corazón?
La Trinidad busca que nos volvamos a ellos de todo corazón, no por ellos, sino por nosotros. No podemos estar a medias, más o menos recibiendo de ellos lo que necesitamos, más o menos orando, viviendo, creyendo en ellos, hablando de ellos. Porque lo que nos hace feliz es estar con la Trinidad de todo corazón, todo nuestro corazón centrado en ellos. Podemos preguntarle: Papá donde está mi corazón que me invitas a volverme a ti de todo corazón? ¿Cuáles son esos peligros por donde se distrae mi corazón y queda encantado?
Son días para caer en cuenta que ciertamente el corazón es como un pulpo con muchos tentáculos y que se cada tentáculo se dispara donde se encanta, se entretiene, donde queda atrapado; pero a la vez es ciego, no ve donde, se queda ciegamente encantado ahí, y esto es lo que dispersa nuestro interior:
- Nuestra mente piensa que es mejor lo que controlamos, y cuando ya no controlamos no nos fiamos de los demás que lo pueden hacer mejor que yo, porque soy mi seguridad. (Prov.4,7)
- Los sentimientos nos juegan malas pasadas: ¿Qué sentimientos nos vienen? Los sentimientos de comparación: inferioridad o superioridad. Muchas veces nos llevan a la competitividad, a que no estemos de cara a Dios, gustosamente desplegando todos nuestros talentos (Mt 25, 14-24) La competitividad nos juega malas pasadas porque alimentamos nuestros sentimientos, sentir no es malo, lo malo es consentir, y nuestro corazón se dispersa y se distraer buscando meter zancadillas. El libro de los proverbios nos centra en la Palabra de Dios Padre que busca el bien para su hijo: “¡Hijo, pon atención a mis palabras, oye bien mis discursos! Tenlos presentes en el espíritu, guárdalos en lo más profundo de tu corazón. Porque son vida para el que las acoge, son un remedio para el cuerpo.
- El desanimo: Sin ánimo, sin alma, sin motor que nos dinamice, nos deja estancados. ¿Por qué tanto desanimo? ¿De donde nos viene? ¿No será que es por estar fuera? Vivimos mucho tiempo fuera de la fuente de la Trinidad, fuera de la vivencia y convivencia con el Padre. Vivimos al asecho de lo que va aconteciendo, y nos pueden arrastrar los sentimientos de cualquier clase, haciendo de nuestra vida moluscos sin columna, sin fe, sin la firmeza que nos da el rostro del Padre.
Estaba conversando con una chica que le habìa dejando su enamorado, ella se sentía fatal, derrumbada, porque era todo para ella. Y le pregunté que como se iba sintiendo y me dice: “hay…es cuestión de acostumbrarme nada más”. No creo que sea cuestión de acostumbrarse, porque el corazón nunca termina a acostumbrarse a estar sin amor, a no recibir palabras que no pasen, como dice el evangelista Marcos: “Cielo y tierra pasará, pero mis palabras no pasarán”, son firmes, seguras y estables. Dios es celoso de nuestro corazón, dice el libro de los proverbios: Ante todo vigila tu corazón, porque en él está la fuente de la vida. ¡Cuidalo!
¿Cómo podemos custodiar el corazón? ¿Cómo puede estar en vigilancia?
En Mt 6,6, nos da la clave: Tú cuando ores cierra la puerta. ¿A qué tenemos que cerrar la puerta? El libro de los proverbios nos dice: Rechaza cualquier lenguaje perverso, abstente de cualquier mentira. Que tus ojos miren de frente, que tu mirada sea franca. Tantea primero el suelo bajo tus pies, para que tu andar sea seguro. No te vuelvas a derecha ni a izquierda, sino que aléjate del mal.” Es importante cerrar la puerta, porque es nuestra respuesta a la llamada del Padre a volvernos a él tomando opciones reales que nos dejan fuera. Si tenemos el Rostro del Padre, cerramos la puerta, si no la dejamos abierta a todo. Cuarenta días para entrar en nuestro interior.
Entra a tu habitación, entra en ti, entra en la intimidad con el Padre, tienes al Padre, necesitas a un Padre, él está en lo secreto, está en el anonimato de tu interior, casi desapercibido, pero su presencia es segura.
Entrar en la perspectiva del Padre que está allí, asolas contigo. Está él contigo y tú con él, ahí en ese asolas refuerza tus estacas, tus clavijas (Is 54,2-4) porque ve tu vida con proyección. Puedes ir a más, puedes amar más. Nos ve con capacidad de ensanchar nuestro corazón. Por eso es vital dar con su presencia, entrar en la experiencia del asolas con el Padre, y asegurar nuestras motivaciones desde él, porque él nos que nos podemos extender a derecha y a izquierda. Es decir, que solo quien guarda el corazón en ese asolas con él, nuestra vida tiene futuro. Como dice el salmista, “Todas nuestras empresas nos las realizas tu”. Y el evangelio de Mateo dice: “…y tu Padre que está allí asolas contigo te recompensará”.
Entrar en la recompensa del Padre, es entrar en la experiencia de confianza total en él como Jesús, entonces experimentaremos el gozo y la alegría de la comunión con él, de la sintonía con el Padre y con los hermanos, de encontrarnos incluso en comunión con nosotros mismos.
Por eso, la OPCIÓN en esta experiencia de fe para guardar el corazón es importante. Si una línea se forma de varios puntos, nuestro corazón lo custodiamos a base de opciones, de cerrar la puerta.
Dice el Deuteronomio 30: Pongo delante de ti la vida o la muerte, maldición o felicidad, pero yo te digo: elige la vida para que vivas tú y tu descendencia.
¡Mira la trascendencia que tiene nuestra vida si nos ejercitamos en optar por vivir nosotros y los demás! Nuestras opciones dan vida o muerte, pero tenemos la libertad para elegir y eso es grande. El consejo que nos da el Padre es elige la vida, para que vivas tu y los que dependes de ti.



Comentarios

Entradas más populares de este blog

FRAGUA DE AMOR

El Amor se goza en la verdad