Escuela de la Palabra- 25-05-10

Escuela de la palabra de Dios


25 mayo 2010

No dejemos atrás Pentecostés, sigamos como los apóstoles llenos de alegría, que era tan grande, que quienes lo veían decían ¡Están borrachos! Y es que tenían la alegría del Espíritu Santo.

A esta Escuela venimos a que el Espíritu santo nos de sus frutos, más alegría, más vitalidad, más entusiasmo y un corazón renovado que nos hace estar alegres.

Este tiempo es lo que en Méjico, decimos en el recalentado, es el día siguiente de la fiesta donde se come todo lo que sobró y es más rico, nosotros ahora estamos saboreando lo que nos dejó la fiesta de Pentecostés, dejando más sabor en nuestro corazón y se deleita en el Espíritu Santo. Me ayudaba la alegría que nos da el recibir el Espíritu Santo en comunidad (Hch 2) como nosotros en la vigilia de Pentecostés.

Perseverando en la oración sin el Espíritu Santo somos pobres en la oración; en comunidad se recibe el Espíritu Santo en la perseverancia, invocando de rodillas y todo para que en nosotros pueda haber un vino nuevo en el corazón y ese vino nuevo es el Espíritu Santo. Como nos contaba Anita, en su aniversario de bodas, lo que le emocionó recibir la comunión en el Pan y el Vino y nunca había recibido hasta esa fecha el Vino, que la llenó de alegría de vitalidad.

Recibir el Espíritu Santo es recibir ese vino nuevo que no se acaba nunca cada Escuela de la Palabra, es una nueva experiencia de Pentecostés, experiencia renovada para que no se pierda lo esencial ¿Qué es la esencia de la Escuela de la Palabra, en la fraternidad? El Carisma, que el espíritu Santo nos ha dado: Oración y Predicación de la Palabra de Dios. Este es el Amor nuevo que surge de una transformación, estamos dispuestos como vasijas de barro a vaciarnos para que Él la llene y que me diera cuenta que mi vasija está llena de agua y que el Espíritu Santo la puede transformas en vino nuevo.

Estamos en esta experiencia de transformación, de conversión en vino nuevo, de un vino mejor ¿qué supone esto? Juan 2, el vino nuevo lo dan al último para que se enriquezca la fe. Realmente nos asombra la transformación en la fe, a través de los testimonios en la vigilia, nos contagian la fe por la fuerza del Espíritu Santo y esto es lo que nos hace ser testigos. Es asombroso el poder del Espíritu Santo, y poder tener confianza en Él y arriesgarnos a enfrentar con valentía el poder vivir y manifestar nuestra fe.

Juan 2, Haced lo que Él nos diga. Pasamos a la transformación cuando hacemos lo que Él nos diga. Constatar en la experiencia. El viernes había tenido un día fuerte de trabajo y en la noche segúia haciendo algunas cosas, y me sentía cansada, y pensar que tenía que dar las pautas del sábado temprano, y decía: mañana que vengan les diré que no pude hacer pautas y tú Espíritu Santo los guiarás. T el Espíritu Santo me decía: Supongamos que pasa eso que dices, yo les voy a hablar y a ti no te necesito ¿Qué pasa, si te quedas en la cama, podrás descansar? Tú experimentas que estás al límite y que eres humana pero el Espíritu Santo me decía: hoy ya termina el día y cada día tiene su afán ¿sabes lo que pasará mañana? Tú no sabes lo que pasará. Y es aquí donde debes darme el paso a mí y yo renovar tus fuerzas, cuando me abrí a su deseo, es que me regaló las fuerzas la vitalidad no sólo de hacer las pautas si no de preparar nuestro almuerzo temprano, porque mi hermana tenía que ir a su apostolado. No tenía cansancio y estaba despejada. Es la experiencia de recibirle y abrirme a la transformación.

Pentecostés es abrirnos a la experiencia del amor, cada uno necesita tener el corazón abierto al Amor derramado y acogerlo, necesitamos transformarnos y tener en el corazón el vino nuevo no vivir sin oración ni vivir de nuestras rentas, ya oré ayer y ahora no, es renovar el vino cada día.

Ese vino que se saca al final, como en las bodas de Caná , el mayordomo se sorprende ¿Por qué el vino nuevo al final? Por que tiene que sufrir la transformación de agua en vino. (Juan 2) . Los novios ofrecen lo que pueden humanamente: la boda, la unión, la alegría, los hace partícipes de la festividad, pero se acaba, tiene sus límites y luego no tienen nada que ofrecer, se les acaba el vino, parece una tragedia, pero es allí donde se da el paso a otra experiencia que no dependía de ellos sino de la acción del Espíritu Santo. Nosotros experimentamos muchas veces nuestros límites, se nos acaba la fe, la paciencia, el amor, la fraternidad, el perdón, y por más que quisiera dar no puedo, no tengo fuerzas, parece una tragedia, hasta mi entrega no tiene fuerzas ¿Por qué se acabó el vino? Por que se da y se da sin reservas, ( sin oración).

¡Pero qué bueno (Hch 2) poder identificar nuestra pobreza, y luego empieza la acción del Espíritu Santo! Que nos da un vino que es eterno.

El Espíritu Santo es persona, es el esposo, el dulce huésped del alma, y cada uno espera al Espíritu Santo en oración, y no tienen al Esposo, Jesús dice: conviene que me vaya para que pueda enviarles al Espíritu Santo, al Esposo, y tengan la plenitud del Amor, es la razón de mi entrega, generosidad, pasión por Cristo, fuego misionero, alegría, gozo, Él viene a llenarnos de todo lo que nos haga falta para ser feliz ¿Qué te hace falta, para ser generoso, tener paciencia ser feliz? Te hace falta el Don de Dios (Juan 4) te hace falta el conocimiento vivencial con el Padre.

El vino nuevo es la relación esponsalicia con el Espíritu Santo, el hace que haya una comunión viva con espíritu valiente y enamorado y con Amor saborearemos los frutos del Espíritu Santo.

En la escuela de la Palabra venimos a reconocer el Don de Dios y abrirnos al Espíritu santo, para tratar con Él, Deuteronomio (7,10) es gracia derramada con Amor eterno, (Jeremías 31,3) te he amado desde siempre y tengo gracia reservada para ti.

En una Encíclica de Benedicto XVI, dice cuando no tienes nadie que te escuche, Hay Alguien que te puede escuchar; cuando no tienes nadie que te espera, Hay Alguien que te estará esperando; cuando no tienes con quien dialogar, hay Alguien que está dispuesto a hablar contigo y cuando te vivas en soledad, hay Alguien que será tu compañía. Ese Alguien es el Espíritu Santo, que hace que la Vida tenga un encanto nuevo.

Cuando estaba terminando de estudiar y ya me iban a mandar a la Misión, me sentía tan desencantada de todo, de la comunidad, la misión y hasta de mi misma, y le decía Espíritu Santo no me hagas salir de aquí, sino estoy encantada de Ti, enamorada de Jesús. Que mi vida misionera no se quede a mitad del camino. Y llegaron los ejercicios de un mes, seguía desencantada, sin amor, y sentía que Dios me decía ¡Qué bueno que tu encanto se acabó, tu amor se haya acabado, porque Yo te daré un nuevo encanto, un nuevo Amor.

Y es eso, una transformación fuerte de Vida, como una celebración que te da sensibilidad al detalle, que por ellos, tú vivas en el asombro, de poder vivir con trascendencia en lo cotidiano.

Que la Escuela de la Palabra, no pierda el encanto celebrativo al detalle de Dios. Que vivamos el asombro de la experiencia de Dios y salir de la Escuela con ese encanto y enamorados de Dios.

¿Qué pasaría s conocieras el Don de Dios? Si vivieras de mi asombro, del asombro de las maravillas que Dios hace en ti, ese asombro se convierte en predicación, caminando en la fe, que ve a un mundo con posibilidades, un mundo con tanto conflictos y rollos, verlos con esperanza y un cariño abierto hacia los demás. Para Dios es caminar en la transformación al Amor, caminar poniend Amor donde no hay.

Pedir a María, el asombro al Espíritu Santo y acogerlo como mi esposo.

Misionera Patricia López.

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