Escuela de la Palabra de Dios
Hoy sé que mi vida es un desierto, en el que nunca nacerá una flor.Vengo a pedirte, Cristo jardinero, por el desierto de mi corazón.
Señor, hoy me experimento vacía sin nada, como que no sé qué decir, por donde empezar. Pues miren para mi es algo muy importante dar la Escuela, me encanta predicar, esta experiencia de Jesús resucitado no la podemos callar pero le pedía a Jesús, que mis emociones no interfieran en esta predicación y que se haga su voluntad.
Hoy le preguntaba al Señor ¿a qué venimos a la Escuela del Señor? Y el Señor me respondía, no es casualidad que están aquí hoy, porque en medio del desierto de tu corazón, en medio de esas voces interiores, de preocupaciones, de miedos me encuentro yo, que como buen jardinero vengo a tu vida y quiero regar tu tierra, tu corazón, para que este desierto se convierta en jardín hermoso lleno de flores de colores, para que tus miedos no sean más fuertes que tus aspiraciones, no sean más fuertes de lo que te propones, metas que te trazas.
El Señor, te ha traído aquí para amarte, para llenar tu vida de amor, y eso es la Escuela , el lugar donde vienes aprender a amar y a saciar tu corazón de amor para dar a los demás, al que está a tu lado, esposo, compañeros de trabajo, alumnos en todos los ambientes donde te encuentres.
Y dice la Palabra: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Así te dice hoy el Señor a ti en el estado en que te encuentres, en la situación que estés viviendo. «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»l lena de gracia y del amor de Dios, ¿No es esto maravilloso, estás lleno de su compañía, de su cuidado, Dios que todo lo creado está contigo.
Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Hoy el Señor te ha traído para engendra en ti su Palabra, la misma vida de Dios, te propone una vida diferente, que te hará más feliz, porque es vida llena de paz, llena del Espíritu Santo, vida de unidad, alegría de auténtica felicidad.
María entonces dijo al ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?» Y yo le decía cómo tener paz, en medio de los avatares de mi vida, no tengo tiempo para nada, me agoto entre una cosa y otra. Como que esto es una talla muy grande para mi vida.
Y escuchaba de parte de Dios, "tú puedes" se trata de vivir la Resurrección como María, humildad y entera confianza en la omnipotencia de Dios. Una nueva vida en el Espíritu es Cristo mismo resucitado en ti.
El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra,
Y de esto se trata: tú no estás solo en la vida, la conduce Dios, es Dios la fuerza que te impulsa a seguir, es él quien será tu paz.
A Jesús le decía tengo miedo enfrentar responsabilidades, como el de la Directora y la respuesta de Jesús era: Recuerda que soy maestro de maestros, yo te daré sabiduría, inteligencia yo te guiaré, y yo le decía si tu vas conmigo nada me asusta. Te quiero hacer crecer en el amor, te necesito una mujer madura y firme en la fe, en el amor.
Susana, si me lo permites, yo seré tu voz, fuerza y guía.
El Señor necesita discípulos firmes en la fe, Y dice la Palabra: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho.»
El Señor espera nuestra respuesta.
María dijo entonces:
Proclama mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador
¿ Te parece poco? Es Cristo Cristo quien te llama y con tanto amor te dice ¡Ven a mi! Nada te faltará conmigo, y podrás vencer y vivir feliz para siempre.
María era una mujer humilde y sencilla, descomplicada, agradecida, que reconocía el poder de Dios en su vida y dice: En verdad el Todopoderoso ha hecho cosas grandes en mi, reconozcan que Santo es su nombre, que sus favores alcanzaré a todos los que temen.
Y yo le pedía perdón a Dios, por mirarme a mi, mi comodidad, no lo veo, ni reconozco las maravillas que ha hecho en mi vida.
Reconoce cuánto te he amado durante toda tu vida hasta hoy, el hecho de estar aquí en esta Escuela recibiendo la vida ¿ no es un regalo? ¿Qué has hecho para merecerla? El que mantiene tu vida es Él, o ¿crees acaso que es con tu propia fuerza que lo logras todo?
María amaba a Dios con todo su corazón, con todo su ser y todas sus fuerzas. ¿Cómo amas tú a Dios? Sentía que me faltaba la fuerza de María, pero Ella me decía: Mira a tu corazón y date cuenta ¿Qué es más fuerte, que Dios en tu vida? ¿Qué te roba la paz? ¿Qué te hace ser indiferente?
Me molesta la inconsciencia de la gente, el egoísmo, en caso de un pariente que está en mi casa y que nos ha hecho mucho daño, y no puedo mirarla como tu la miras, me da cólera su presencia, y escuchaba de parte de Dios, esto no puede ser más fuerte que Yo.
Yo soy más fuerte que el odio, que el rencor, y veía que no podía y el Señor me decía:
Lo estas haciendo es que que no te has dado cuenta: ensancha tu corazón, da de beber al sediento, perdona de corazón como yo te he perdonado a ti.
Jesús se acercó y les habló así: «Me ha sido dada toda autoridad en el Cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos.
Jesús cita a sus discípulos, como nos cita hoy aquí para enseñarnos, para guiarnos, para que sepamos lo que debemos hacer por nuestro bien y de nuestros hermanos.
La Trinidad Y María necesitan de seres humanos dispuestos a seguir la misión de Cristo que aún muerto y resucitado, es el sostén de nuestra vida, de nuestra alegría de vivir, ya no es que yo hago lo que quiero o lo que me parece, es Cristo quien vive en mí y actúa en mí, pero no porque Él me obliga sino que yo he decidido voluntariamente seguir a Cristo.
Por Cristo, con Él y en Él me someto a la voluntad de un Dios Amor, de un Dios omnipotente, que me ha sacado del estado de muerte en el que vivía, me ha sacado de mi pobreza, de crer que no valgo nada, que no soy nadie, me ha liberado de mis criterios y me ha hecho libre y feliz, capaz de tomar decisiones maduras en la fe y en la vida misma, porque la fe se palpa en el hermano como tú, que está a tu lado y que merece respeto al mirarlo.
Te miras en él, ¿Cómo no llevarle el mejor alimento de la Palabra con tu vida misma? Guiándolo como lo hizo Jesús ¿Y cómo lo hizo? Con su propia vida, con su ejemplo para que cada uno reconozca el antes y después de resucitado.
¿Por qué algunos no creían? Más que la desconfianza es la decisión de seguirle, porque lo demás viene por añadidura; tal vez hoy no te encuentres tan seguro; pero estás tomando decisiones maduras y eso es lo que le importa a Dios, optar por lo que Dios quiere para ti.
Jesús quiere discípulos o personas para someterse en adelante a su propia mente, con sus creencias, con sus criterios y sus decisiones.
San Pablo dice:
¿Con quién tratamos de conciliarnos?: ¿con los hombres o con Dios? ¿Acaso tenemos que agradar a los hombres? Si tratara de agradar a los hombres, ya no sería siervo de Cristo.En la vida tenemos que aprender a tomar decisiones, aprender a optar, el estar frente a ustedes es una decisión, estoy aquí porque el Padre me ha enviado.
Todos estamos aquí de una manera u otra por una llamada que nos ha hecho el señor.
La urgencia de Cristo es que todos sus hijos le conozcan, se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Dios nos habría encargado el mensaje de salvación, 1 Tesalonicenses 2,4-8
Jesús nos dice: les envío como el Padre me envió, con el mismo amor que te doy, el Señor deposita su confianza, el te dice, bien sabes que te amo: apacienta mis ovejas, el Señor cree en nosotros.
Ante tanto amor, tanta entrega, yo le decía: ¡Envíame a mi Señor! Toma mi vida en tus manos para todos.
La perseverancia es el verdadero seguimiento de Jesús, requiere una interminable paciencia, tanto en el proceso espiritual propio como en el de los demás.
Jesús me decía: El que persevera alcanza la gracia que tanto necesita, la paciencia, la tolerancia, la prudencia. Persevera en el diálogo conmigo, en nuestra amistad, te he dado el corazón de mi madre cuídalo, custódialo. Mi madre es mujer dulce y suave, virgen amorosa y cariñosa, mujer virtuosa, llena de gracia, del Amor de Dios. Ella te acompañará hoy por siempre y para siempre y a través de Ella, te doy los mismos dones, la paciencia, la tolerancia, la prudencia, la docilidad, Ella encierra todo y encuentras en Ella el mismo corazón de Cristo.
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